Eduardo López Betancourt

Ingratitud y Traición

En la actualidad es un mal nefasto y deshonroso

Ingratitud, sustantivo que bien se define como el olvido de los favores recibidos.  Aplica para quien padece amnesia intencional o auto complacida y, que por diversas circunstancias, está  obligado a mantener por tiempo indefinido sentimiento de inmenso agradecimiento. Lamentablemente lo cotidiano es lo contrario; la ingratitud es un la nefasto y deshonroso. Manejarse bajo ese ámbito es perder lo esencial de los valores del ser humano. Ir por la vida con una actitud malagradecida solo lleva al acabose y la inmoralidad, por el contrario, al individuo que no olvida, lo hace cada vez más fuerte y digno.

 La traición constituye uno de los peores defectos del ser humano, es inadmisible y lacerante, más aún cuando se llega al poder y se olvidan, insistimos, los principios y dignidad, simplemente se convierte en infiel, perverso y criminal. Un hombre público debe acercarse sistemáticamente al agradecimiento, en especial para quienes en momentos difíciles le dieron la mano y lo salvaron del fracaso, además de que debe rodearse de los mejores, alejarse de impostores o aduladores y más aún de aquellos a quienes delate su oscuro pasado. 

Ser impresentable cuando se obtiene el triunfo es una bajeza, ubica al hombre como pervertido sin principios ni calidad y, la traiciona su ideología, las bases   de sustentación de su doctrina.

El agradecimiento es una virtud y la traición es su negación; lo cualitativo será siempre ser reverente.

 

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