Roberto Santos

No es poca cosa que en medio de tanta violencia en el país y en el estado, la Secretaría de Seguridad Pública lance una campaña dirigida a los Reyes Magos para que eviten regalar juguetes bélicos o con contenidos violentos a los niños.

Eso como parte de un conjunto de acciones encaminadas a construir “una cultura de paz”, explican en un comunicado.

Contrario a eso, recomienda obsequiar juguetes lúdicos, que promuevan la creatividad, solidaridad y una sana convivencia, algo que a decir verdad, la política nacional no sirve como ejemplo para los niños ni jóvenes.

Desde la SSP entienden que los “juguetes bélicos por si solos no incitan a la violencia; sin embargo, si pueden generar una normalización de la misma o el uso de la agresión en la vida real.”

Es por ello que, reitera su llamado a los “Reyes Magos” a obsequiar juguetes que fomenten la creatividad en las niñas, niños y adolescentes, como pelotas, juegos de mesa, rompecabezas, instrumentos musicales, libros, juguetes didácticos o que promuevan la ciencia.

Interesante, sin duda, este programa que implementa Seguridad Pública que dirige Evelio Méndez Gómez para conseguir una cultura de paz y de respeto a los derechos humanos.

¿Pero seremos capaces de crear una cultura de paz, en un país y estado donde las armas circulan como tortillas o panes, y llegan a manos de quienes gustan usarlas sin ningún límite ni remordimiento?

Si o se ataja la violencia por todos los frentes, jamás podremos volver a ver a los niños y jóvenes vivir en un ambiente de paz ni sosiego, y sí en riesgo de ser secuestrados por bandas criminales para utilizarlos como carne de cañón o transformarlos en pequeños “pochis”.

El deseo de conseguir la paz es utópico, cuando las bandas criminales en muchas ocasiones cuentan con el respaldo de autoridades.

Difícil que así sea.

Sin pretender ser anti optimista, vale recordar la respuesta que Sigmund Freud le ofrece a Einstein, cuando el segundo le pregunta ¿si existe algún medio que permita librar a la humanidad de la amenaza de la guerra?

Ambos vivieron la primera y ya avizoraban la segunda guerra mundial.

La respuesta de Freud no es optimista, como no lo podría ser en este momento.

Señala que se la humanidad debe ocuparse de la violencia no tanto de la guerra, pues en la naturaleza los conflictos e intereses en la lucha se resuelven apelando a la misma violencia.

Afirma que la humanidad no podrá manejar la guerra mientras no controle sus instintos, su naturaleza animal, la base de las conductas.

En su opinión, los humanos como otros animales buscan sobrevivir a toda costa, pero ellos no reflexionan un logro mayor, solo ser más fuerte que el otro.

Admite que los instintos del hombre pertenecen a dos categorías: los que quieren conservar y unir, a los que llama eróticos exactamente en el sentido de Eros en el Banquete de Platón y sexuales, dando explícitamente a ese término el alcance del concepto popular de sexualidad; y, por otra, los que quieren destruir y matar, que englobamos dentro de las nociones de pulsión agresiva o pulsión destructora.

Por lo tanto, si la propensión a la guerra (violencia) es producto de la pulsión destructora, hay que apelar entonces al adversario de esa inclinación, al eros. Todo lo que engendra, entre los hombres, lazos sentimentales debe reaccionar contra la guerra.

Propone no tanto intentar moderar y controlar el instinto de destrucción Tanatos, sino mejorar y aumentar la importancia del Eros, la vida, el placer, además incentivar el consumo de cultura: educación, entretenimiento, para someter el instinto de muerte.

Así, Freud propone crear mentes independientes, no intimidables y proclives a buscar la verdad, seres individuales que no actúen en masa.

Y mejorar el sentido de identificación como seres humanos, profundizar en la capacidad de crear intereses compartidos, generando una comunidad de sentimientos y actitudes culturales y simbólicas que las refuercen.

Esta postura del padre del psicoanálisis sirva para comprender que mucho tiene de razón cuando observamos que en el mundo, las guerras y violencia entre naciones siguen presentes.

Las pulsiones destructoras dominan el escenario nacional y estatal, utilizando como vehículos a los cárteles de las drogas y sus crueles enfrentamientos, así como los ataques a la población, reproduciendo los actos de violencia posibles en la imaginación de aquellos que dejan salir sus instintos de muerte.

Y eso, la profundidad de esas causas, son casi imposibles de erradicar.

BIEN POR LA PRESIDENTA MUNICIPAL, de quien se creía que su gobierno marcaría distancia profunda con los medios de comunicación y los periodistas del municipio.

No es así, pues Norma Otilia Hernández, se reunió con la prensa de Chilpancingo dejó de manifiesto que es posible trabajar con los medios de comunicación.

Su convocatoria, acorde a los buenos deseos de inicio de año, fue llamar a la reconciliación y a un encuentro entre el gobierno que encabeza y los periodistas locales.

En una reunión realizada en las instalaciones de la Feria, por ser el 4 de enero, Día del periodista, se comprometió a no atentar en contra de la libertad de expresión e insistió en señalar que no es enemiga de la prensa, sino aliada y colega, por eso de que es egresada de la Facultad de Comunicación Social de la UAGro.

En su discurso propuso ser aliada y solidaria de los medios de comunicación y participar en el engrandecimiento de Chilpancingo, porque las discrepancias, la ruptura y la división, solo abonan al retroceso.

Ante algunos periodistas locales, ofreció apertura para fomentar el diálogo fraterno y la comunicación en bien de un municipio próspero y diferente.

La presidenta estuvo acompañada por algunos integrantes del Cabildo y secretarios del Ayuntamiento, y funcionarios.

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