Por Guillermo Hernández Acosta

Familias enteras se ganan la vida jimando cocotero en esta región de la Costa Grande, actividad que va en aumento debido a que ahora se envía el coco a Estados Unidos y Canadá.

A la orilla de la carretera o dentro de las huertas de coco, hombres y mujeres, e incluso jóvenes y niños, se emplean en esta actividad debido a que ahora el productor prefiere vender el coco a intermediarios que lo venden a importantes cadenas comerciales.

La “jima” del coco, se ha convertido en una fuente de empleo permanente debido a que la planta Agroindustrias del Sur ya no procesa un solo gramo de pasta de coco y menos un litro de aceite debido a que el gobierno estatal no ha invertido recursos para la reactivación de las máquinas.

Las familias que trabajan en esta actividad, deben levantarse temprano para apoyar con la carga y el traslado del cocotero, posteriormente se dan a la tarea de retirar toda la cubierta (cáscara o bonote) para entregarlo al comprador.

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