Por Efraín Flores Iglesias
Cuestionar las pifias o yerros de Alfredo Sánchez Esquivel, coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el Congreso local y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), se ha convertido ya en un deporte estatal. Ni sus compañeros de partido le perdonan sus torpezas y falta de oficio político, a pesar de que antes de arrancar los trabajos de la LXIII Legislatura lo hayan ratificado como coordinador parlamentario.
Sobre advertencia, no hay engaño. Y lo dijimos a tiempo en esta columna. Chango viejo no aprende maroma nueva. Pero la culpa no es del indio, sino de quienes lo hicieron coordinador, digo, compadre.
Los que más han cuestionado su proceder en el Congreso local han sido los diputados del PRD. Y no de ahora, sino desde la LXII Legislatura.
La bancada del PRI ha sido muy tibia con el legislador ayuteco que en 2021 se asumió como “indígena” sin hablar alguna lengua originaria.
Como todos sabemos, la bancada priista ha sido pastoreada desde la pasada Legislatura por Héctor Apreza Patrón, el eterno diputado plurinominal, quien también lo fue en la LVI y LX Legislaturas. O sea, cuatro veces coordinador y uno de los pocos dinosaurios que le quedan al tricolor en Guerrero.
Es cierto, tiene amplia experiencia como legislador y operador político. Pero muchas veces ha guardado total silencio cuando Morena hace de las suyas en el Congreso. Con Alfredo Sánchez Esquivel, por ejemplo, ha caminado de la mano, así como lo hizo un tiempo con Antonio Helguera Jiménez y Jesús Villanueva Vega.
En los tres últimos años del gobierno de Héctor Astudillo Flores (2018-2021), Héctor Apreza jugó un importante papel en el Congreso, ya que sacó las iniciativas y los nombramientos de algunos magistrados y titulares de órganos autónomos que le interesaban a su jefe político, a pesar de que el PRI no tenía la mayoría. Cabildeó muy bien con la bancada de Morena. Fue por eso que repitió como diputado plurinominal y coordinador parlamentario en la presente Legislatura. Y no sólo eso. Héctor Astudillo lo premió el año pasado como dirigente estatal del PRI, cargo que le quedó grande y que ha utilizado para satisfacer sus intereses político-personales.
Hasta el 31 de diciembre de 2021 su relación con Sánchez Esquivel iba “a toda madre” (René Juárez Cisneros dixit). Y se vio en la aprobación del Presupuesto de Egresos para el Ejercicio Fiscal 2022. Mientras la bancada del PRD votó bajo protesta, Héctor Apreza no dijo ni pío. Calló como momia, López Obrador dixit.
Ahora resulta que en el Congreso local “están pasando cosas muy extrañas” y que la demolición de la biblioteca “Siervo de la Nación” es un asunto que no fue consensuado con los diputados que integran la Jucopo.
“Pareciera que quien ordenó los trabajos (Alfredo Sánchez Esquivel) piensa que el Congreso es su casa, que es de su propiedad y que puede tomar las decisiones libremente”, dijo en una entrevista que concedió este martes al reportero Rogelio Agustín.
La demolición de la biblioteca, el blindaje de las puertas de acceso y el reforzamiento de las estructuras metálicas se ordenaron de manera unilateral y sin informar si hubo licitación o adjudicación directa. Ni siquiera en los “peores” tiempos del PRI y del PRD se había blindado de manera excesiva las instalaciones del Congreso. Y eso que la 4T es muy “cercana” al pueblo. ¡Zas!
Lo que llama mucho la atención es que el eterno diputado del PRI hasta apenas se dé cuenta del proceder del presidente de la Jucopo.
En efecto, el “indio blanco”, como fue bautizado el presidente de la Jucopo en las redes sociales, cometió un error más al no consultar a los otros 45 diputados, o mínimo a los coordinadores parlamentarios del PRI y del PRD y a los representantes del PVEM, del PAN y del PT.
Algo salió mal entre los coordinadores de Morena y del PRI. Y eso que Héctor Apreza ha actuado como nalgas prontas frente al gobierno morenista que encabeza Evelyn Salgado Pineda, de quien se ha desvivido en elogios, así como lo ha hecho su correligionario Manuel Añorve Baños.
Insisto, qué raro que el oriundo de Olinalá se sorprenda ahora que el presidente de la Jucopo sea enemigo de la transparencia y rendición de cuentas. ¿O será que no lo tomaron en cuenta en el business?
Recordemos que en política no existen casualidades.
ENTRE OTRAS COSAS… El que ha andado muy activo en los últimos días, es el presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Raymundo Casarrubias Vázquez, ya que se ha reunido con magistrados, consejeros, y demás personal del Poder Judicial guerrerense, con el único objetivo de conocer el estado actual de la integración de proyectos para acceder a los subsidios respectivos para la implementación de la Reforma del Sistema de Justicia Laboral.
También se ha reunido con presidentes de Colegios y Barras de Abogados, con quienes ha intercambiado opiniones para buscar alternativas y así impulsar y mejorar la profesionalización de la sociedad jurídica.
Por otra parte, y ante el Pleno del Consejo de la Judicatura, el presidente del TSJ tomó protesta el pasado lunes a Víctor Manuel Nava Casarrubias como director del Instituto para el Mejoramiento Judicial del Tribunal Superior de Justicia. Y este miércoles y acompañado también de consejeros, le tomó protesta a Salomón Sotelo Suástegui como jefe de la Oficina de Informática y Cómputo del TSJ.