Enfoque Informativo
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El consumo de leña para cocinar sigue siendo “el pan de cada día” de millones de hogares en México, lo que los pone en situación de vulnerabilidad y rezago
En México, más de 28 millones de personas aún cocinan con leña y, ante la crisis económica, muchas personas que ya utilizaban gas LP han vuelto al uso de leña, lo que los deja vulnerables ante enfermedades respiratorias como Covid-19, debido a la exposición crónica a altas concentraciones de contaminantes por humo.
En ese sentido, especialistas advierten que una solución a corto plazo sería un programa de apoyo para las familias que no cuentan con recursos para adquirir los cilindros de gas LP, uno de los objetivos del programa Gas Bienestar, pero que la empresa no ha cumplido como lo esperaba.
De acuerdo con el estudio “Vulnerabilidad a Covid-19 en poblaciones rurales y periurbanas por el uso doméstico de leña”, realizado por los especialistas Omar Masera y Horacio Riojas Rodríguez, y publicado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) en 2020 -con apoyo de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER)- “es urgente realizar acciones con impacto en el corto y mediano plazos para reducir el riesgo de salud yla vulnerabilidad de las familias expuestas crónicamente al humo de leña ante la crisis por Covid-19”. Entre sus recomendaciones a largo plazo está “reforzar el acceso al gas LP, estableciendo un programa de apoyo para las familias que no cuentan con recursos para adquirir los cilindros”.
Mujeres, las más afectadas por cocinar con leña
La exposición personal al humo es mayor en las mujeres, que presentan exposiciones de entre tres a ocho veces las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), dependiendo de la región de nuestro país en la que se encuentren.
Cambio climático, otro motivo para promover la transición energética
Además, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de la Organización de las Naciones Unidas -que México suscribió desde 2015-, establece en su objetivo número siete que la energía debe ser “más sostenible y ampliamente disponible”, uno de los principales retos que nuestro país tiene frente a sí y que, al menos en cuanto al uso de gas, aún queda por cumplir.
En ese sentido, en los estados del sur del país, entre un 25 % y un 55 % de los hogares dependen de la leña para cocinar, lo cual trae consecuencias en el ambiente, el desarrollo y la salud, se señaló en 2016 en la investigación titulada “Transición de leña a gas licuado a presión (GLP) en el sur de México, oportunidad para la mitigación del cambio climático en la región menos desarrollada del país”.
“La migración hacia combustibles modernos ha permanecido relegada de las políticas de desarrollo”, indican los investigadores, quienes afirmaron que, ante el panorama de aquél momento de uso de leña en el país y su importancia como fuente de energía, era posible ahorrar hasta 26 % de emisiones de CO2 si se podía alcanzar la transición de gas LP.