Enfoque Informativo

La situación en la que te mantienes en el momento previo al clímax para conseguir llegar al culmen de una manera apoteósica es fácil y, sin duda, merece la pena.

Lo estabas esperando, no finjas. Los orgasmos diarios son excelentes, no podemos negarlo, pero ¿qué pasaría si tuvieras la llave para conseguir la madre de todos ellos? Es difícil negarse a algo así. Y puedes hacerlo y, con ello, mejorar tu vida sexual (que no decimos que no sea buena, pero siempre puede ser mejor) lo que resultará en una experiencia apoteósica. Además, es muy sencillo.

Existe una manera. Tal y como lo estás leyendo, así lo aseguran en ‘Redbookmag’. El movimiento se llama ‘edging‘, y aunque en español la traducción sería algo así como “cenefa“, en realidad lo más apropiado sería hablar de “borde” o “límite” porque se trata justo de eso: parar antes de llegar al precipicio y darse la vuelta, para que la experiencia sea mucho más memorable. ¿Vas entendiendo? Vamos a explicarlo mejor.

En el límite del precipicio

Probablemente alguna vez, mientras lo hacías, has decidido retrasarlo durante unos segundos. Puedes haber pensado en Margaret Thatcher, como aconsejaban ‘Beavis and Butthead’, o has apretado el puño, recordado la escena más escatológica de tu repertorio… nos da igual. Lo importante es que has experimentado ese momento en el que tu deseo parece que va a estallar y de repente has dado un paso hacia atrás.

No solo aumentará la cantidad de semen, sino que también lo harán las contracciones que se dan con la liberación y producen un océano de placer

“El edging es justamente eso”, explica la sexóloga Uchenna Ossai. “Ir hacia atrás cuando parece que vas a llegar al orgasmo y después volver a aproximarte”: Esta técnica del control del orgasmo implica el mantenimiento de un alto nivel de excitación sexual durante un período prolongado de tiempo sin llegar al éxtasis. Sirve para, como decíamos, conseguir el culmen cuando finalmente se da el clímax.

Es parecido a estar en una montaña rusa, en la que el orgasmo es el punto final del viaje. Para controlarlo tienes que identificar muy bien el momento de antes, por lo que practicar en solitario es buena idea. Debes concentrarte en las sensaciones que experimenta tu cuerpo para poder convertirte en un experto. Aunque baje la erección y te centres más en complacer a tu pareja no te preocupes, casi siempre viene otra justo detrás y el orgasmo será mucho más potente. No solo aumentará la cantidad de semen, sino que también lo harán las contracciones que se dan con la liberación y producen un océano de placer.

¿Por qué sienta tan bien?

Es como negarte una galleta, cuando por fin la tomas sientes que es una recompensa bien merecida. No solo es algo psicológico, sino también físico, según la sexóloga: “Hay un aumento en el flujo de la sangre hacia el área pélvica cuando se detiene el orgasmo y se continúa la estimulación”.

Y no pienses que solo puedes disfrutarlo si eres hombre. Las mujeres también tienen erecciones del clítoris, por lo tanto el edging funciona tanto en ellos como en ellas. Combinar movimientos lentos y rápidos, circulares (o con un juguete sexual de diferentes velocidades) es la clave.

Las técnicas

Antes de nada, sé sincero/a con tu pareja porque puede sorprenderle bastante que no llegues en el momento en el que, se supone, has de hacerlo. Además, todo dependerá de vuestras preferencias, pero Ossai recomienda: “Piensa en una luz verde y una roja. Cuando te acercas al orgasmo (la luz roja) deja de hacerlo por completo y deja que la energía sexual se calme un poco antes de comenzar de nuevo (luz verde). Si no quieres ser tan extremo puedes continuar tocando lentamente otras partes del cuerpo, lo que mantiene la energía sexual pero no tan fuerte, listo para volver al campo de batalla“.

También depende del día que tengas. En ocasiones tardarás 45 minutos o quizá dos. Lo que realmente ahuyenta el placer son las nociones preconcebidas de cómo debería ser la relación sexual. Esto es solo un juego de exploración más, indicado para experimentar placer.

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