Enfoque Informativo

Nadie se muestra a otros cien por cien como es. Conocemos a los demás a través del trato, el tiempo y sobre todo, las circunstancias que se comparten. De hecho, algunas de ellas son particularmente reveladoras de la personalidad de los otros.

Las situaciones que revelan la personalidad de los demás son normales y cotidianas, pero ponen a la persona en una contradicción. Desafían lo que es y, por eso mismo, permiten ver más allá de la apariencia. ¿Quieres saber cuáles son esas circunstancias que revelan la verdadera personalidad de la gente? Toma nota de cinco de ellas.

Un desacuerdo serio revela la verdadera personalidad

Ante una desavenencia sin mayor relevancia casi todo el mundo puede sacar a relucir su faceta más madura y diplomática. Quizás se ofusque un poco, pero si el asunto no toca con sus intereses vitales, ni pone en verdadera tela de juicio su imagen o su bienestar, quizás puede darle un manejo civilizado.

Algo diferente ocurre cuando se presenta un conflicto verdaderamente serio. Algo frente a lo cual se experimente una amenaza real y objetiva. No muchos pasan el examen. Algunos se quedan paralizados, otros explotan. Por eso se dice que un problema serio es el mejor revelador de la personalidad.

Un juego de competencia

El juego pareciera no estar dentro de los temas excesivamente relevantes de la vida. Y quizás así sea, pero solo en principio. La verdad es que casi todos los seres humanos somos lo que somos, en gran medida gracias a los juegos. Ellos son los que nos enseñan a seguir o no unas normas y a adoptar una posición frente a ellas y a nuestros competidores.

Si quieres saber mucho más de alguien, es buena idea que le plantees un juego de competencia. Así verás lo que es capaz de hacer por ganar. O cómo se comporta frente a la derrota. También te permitirá observar la manera de abordar una competencia y los sentimientos y emociones que involucra en ella.

La enfermedad

El verdadero talante de una persona sale a relucir ante la enfermedad propia o ajena. Es uno de los estados de mayor vulnerabilidad del ser humano. Por lo tanto, nos dice mucho acerca de la nobleza y la capacidad de empatía real que tiene una persona.

Hay quienes frente a la enfermedad se asustan y se alejan. O se protegen del tema exhibiendo indiferencia. También están los que se vuelven intolerantes y no son capaces de sintonizarse con lo que experimenta una persona que sufre. Todo eso dice mucho de la personalidad de alguien.

Armar un mueble

Es otra de esas actividades que puede considerarse ordinaria o sin mayor relevancia, pero que finalmente nos dice mucho acerca de quién es quién. Para armar un mueble se necesita paciencia, método, persistencia, ingenio y tolerancia. Sobre todo cuando se hace en conjunto.

Armando un mueble vas a descubrir si la persona que tienes al frente posee esas virtudes o no. También podrás darte cuenta de cómo se comporta frente a la falta de habilidad de los demás. Al armar un mueble, en suma, descubres si la persona que tienes al frente es un buen compañero para resolver problemas o no.

Quedarse sin dinero

Cuando una persona se queda sin dinero, saca a flote lo que es sin mayores adornos. Esta es sobre todo una prueba de seguridad personal, de autoconfianza y de carácter. Quien cree en sí mismo y en sus capacidades, no sufre grandes alteraciones cuando se queda sin dinero. Esto no quiere decir que no le preocupe, sino que no le desespera ese hecho.

Hay quienes afincan su sentimiento de valía y de capacidad en los recursos materiales que poseen. Al quedarse sin ellos, no logran ubicarse y comienzan a dar palos de ciego. Se muestran inseguros, aterrados y apocados. Por eso vale la pena observar cómo actúa una persona en esas circunstancias.

Todas estas son pequeñas situaciones, digamos, “de control”. En cada una de ellas hay factores que llevan a desnudar a los seres humanos. Así que si quieres conocer a alguien, nada mejor que verlo en esas circunstancias que revelan la verdadera personalidad.

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