Enrique Silva M.

 De repente surgen estudios o “rankings” de evaluación de los gobernantes que la verdad sea dicha no son muy apegados a la realidad, son al igual que en campañas calificaciones que se ponen para favorecer o desfavorecer a alguien en particular y en esos estudios se consulta a conveniencia para tal fin; ocurre igualito que en los procesos electorales dónde nadie fue encuestado pero sí hay un resultado.

 Hay evaluaciones o encuestas dónde se habla de aceptación ciudadana, popularidad y resultados y muchas veces se confunde una cosa con la otra y del resultado final se hace creer que los gobernantes están bien o mal evaluados según convenga.

 Frecuentemente vemos estudios que hablan de aceptación ciudadana, popularidad o conocimiento de los personajes y al resultar altos se nos dice que son buenos gobernantes, cuando en realidad solo son conocidos, en ocasiones se hace pensar que la evaluación ciudadana es positiva cuando los resultados no lo son.

 Hemos observado estudios recientes dónde se califica a gobernantes siendo absurdo ya que recién comenzaron a gobernar y menos aún se les debiera dar una calificación positiva o negativa. Se debe dar un tiempo prudente para realizar una evaluación que arroje resultados confiables, de lo contrario los gobernantes creerán que están haciendo bien las cosas, aunque no sea del todo cierto.

COMPARTIR