Enfoque Informativo
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Suponen un reto para la desbordada red de albergues del país
El nuevo plan de Estados Unidos que amplía las restricciones de asilo a los venezolanos supone un reto añadido para la ya desbordada red de albergues fronterizos en México, que apenas puede hacer frente a la creciente llegada de extranjeros.
El Gobierno de Joe Biden anunció el miércoles que aceptará hasta 24 mil migrantes venezolanos que se registren previamente en el programa, tengan un patrocinador en el país y lleguen por vía aérea. Pero devolverá a los que crucen la frontera ilegalmente desde México, una cifra que superó las 33 mil personas sólo en septiembre.
Los primeros venezolanos retornados como parte de este plan comenzaron a llegar de forma inmediata tras el anuncio por cinco puntos de la frontera -Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez, Piedras Negras y Matamoros-, según confirmó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la agencia migratoria de Naciones Unidas.
En el extremo este, la Casa del Migrante de la violenta ciudad de Matamoros recibió a unos 120 el primer día, dijo el padre Francisco Gallardo, director del albergue. Los recién llegados se sumaron al centenar de centroamericanos que ya estaban alojados allí.
La venezolana se ha convertido repentinamente en la segunda nacionalidad más numerosa en llegar a la frontera con Estados Unidos, por detrás de la mexicana. Esto supone un duro desafío para Biden, que no mantiene relación con Caracas, lo que hace las deportaciones sean casi imposibles. Por eso, el Gobierno optaba generalmente por liberarlos para que siguieran su proceso migratorio en territorio estadounidense.
Casi cuatro de cada cinco que entraron en agosto lo hicieron por la zona de Eagle Pass, Texas, frente a Piedras Negras, una ciudad con escaso espacio de acogida.
Rodríguez Izquierdo, abogado de la Casa del Migrante, explicó que están dando 500 platos de comida a diario. En la Casa pueden albergar a unas 40 personas, pero se está acondicionando una escuela que podrá acoger a unas 150 más.
A lo largo de la frontera hay más de 120 albergues, muchos de los cuales están ampliando su capacidad, algo que las agencias de la ONU van a apoyar ahora con más fuerza, señaló Jeremy MacGillivray, jefe adjunto de la OIM en México.
Nuevo plan de Washington
La incertidumbre fue la tónica general esta semana en la frontera, que ya ha vivido situaciones similares con la llegada de grandes caravanas en 2018, con la devolución de solicitantes de asilo para que esperaran en México avances en su proceso o con el argumento de prevenir la propagación del coronavirus durante la pandemia, una orden conocida como Título 42.
Ante el nuevo plan de la Casa Blanca, el Gobierno mexicano informó que sólo admitirá temporalmente a “algunos” venezolanos que sean expulsados en virtud del Título 42, la medida con la que se retornó a más de 2.3 millones de migrantes desde marzo de 2020.
La cifra final dependerá de la capacidad de México para acogerlos y de la gente que se incorpore al nuevo programa, dijo un funcionario que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir el tema en público.
Además de la de sus propios ciudadanos, hasta ahora México sólo había aceptado la devolución de migrantes guatemaltecos, hondureños o salvadoreños, que llenan los albergues junto con haitianos.
Las autoridades estadounidenses tampoco indicaron cuántas expulsiones podría haber bajo la nueva iniciativa, pero lanzaron un llamado para evitar las entradas irregulares.