Roberto Fuentes Vivar

Cuentan que sucedió en el año de los tres doses, el 2022, y precisamente en la Noche de San Simeón Estilita el Viejo, ese santo asceta cristiano sirio de finales del siglo IV que pasó 37 años en una pequeña plataforma sobre una columna.

No hay nada más cierto que lo cierto. Y lo cierto solo se puede leer en las estrellas. Por eso, esta leyenda puede constatarse en Alnitak, Alnilam y Mintaka, las estrellas masivas azules, ubicadas en la Vía Láctea a una distancia de la Tierra de entre 915 y  mil 359 años luz y que forman parte del Cinturón de Orión, precisamente en la parte central del cazador. A esas se les llama las estrellas de los Reyes Magos.

La historia de lo que sucedió en la noche del cinco de enero de 2022 (cuando se alinearon los tres doses) es un misterio tan arcano como la verdadera historia de los Reyes Magos o los Santos Reyes.

Hasta ese momento los Reyes Magos nunca (o rara vez) habían cumplido con los deseos que los niños les expresaban en las cartas, pero eso sí siempre habían hecho los máximos esfuerzos para satisfacer las demandas de los esperanzados infantes de todo el orbe que se hacían ilusiones mirando las estrellas.

Su fama como personajes altruistas había sido realzada por más de veinte siglos, aunque nadie en realidad (ni las estrellas) tenían certeza de cuántos reyes magos eran. Fue hasta el siglo III, cuando se estableció que pudieran haber sido reyes y no solo personas pudientes (como empresarios o algo así). También cuenta la leyenda que en ese entonces se determinó que eran tres y no dos ni cuatro, como los pintaban algunos artistas de la época. Cuentas que en ese tercer siglo de la era moderna se decidió que no eran doce Reyes Magos como lo argumentaban la Iglesia ortodoxa siria y la Iglesia apostólica armenia, que retomaban la tradición de los doce apóstoles o las doce tribus de Israel.

Pasaron varios cientos de años, hasta el siglo VI, para que además de reconocer que los Reyes Magos o los Santos Reyes eran un trío (y no precisamente como Los Panchos) se les dieran nombres personalizados a cada uno: Melchor, Gaspar y Baltasar, que aparecieron por aparecen por primera vez en un mosaico de San Apolinar el Nuevo (Rávena). Y no fue sino hasta el siglo XV cuando se comenzó a dibujar a Baltasar como de raza negra, con lo que se escenificó que Melchor encarnara a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.

Perdón por las disquisiciones pero eran necesarias para saber lo que ocurrió en la noche de San Simeón del año de los tres doses. ¿Y qué sucedió?

Pues que ninguno de los Tres Reyes Magos pudo llegar a su destino que era llevar regalos a las casas de los creyentes y tuvieron que descargar sus responsabilidades en los papás de los niños y hasta en los papás de los papas de los niños, como decía 60 años de ese fatídico 2022 en su Teatro Fantástico un famoso actor conocido como Cachirulo.

La historia es la siguiente: Baltasar, el rey mago de tez oscura (nótese que escribo de tez oscura y no negro porque en ese entonces llamar negros a los negros era políticamente incorrecto) fue detenido por las autoridades migratorias al no portar documentos (pasaporte y visa, pues) que justificaran su presencia en los países desarrollados, concretamente en naciones europeas y en Estados Unidos.

Pero como en toda historia hay una traición, resulta que Melchor el europeo militaba clandestinamente en una organización neonazi y fue quien denunció el ingreso ilegal de Baltasar, quien por cierto fue golpeado en Estados Unidos y encarcelado en varios países europeos, aunque afortunadamente no murió como si lo hicieron cuatro mil migrantes que fueron devorados por el Mar Mediterráneo cuando intentaban llegar a España (uno de los países en que más se festejaba a Los Reyes Magos) en el 2021 que acababa de concluir.

Melchor, como europeo neonazi y contrario a muchos de los principios de la convivencia europea era también opositor a las vacunas contra el COVID 19, por lo que sufrió una sopa de su propio chocolate y fue detenido al no poder mostrar ni su certificado de vacunación ni las pruebas de antígeno que demostraban que no era portador del Coronavirus.

El caso de Gaspar fue similar, pues proveniente del medio oriente fue confundido con un miembro del Estado Islámico (ISIS), ese raro engendro creado de manera subrepticia por Estados Unidos y otros países (a través de la CIA, el Mossad y el M-16) para detener el avance de la izquierda (que actuaba contra los intereses hegemónicos del status quo internacional) en países como Irak y Siria. Pero como el experimento se les salió de las manos, cualquier personaje proveniente del medio oriente era sospechoso de militar en ISIS o en Al Qaeda, como le sucedió precisamente a Gaspar en la noche de San Simeón de ese 2022 que Dios tenga en su memoria.

En fin, como los Tres Reyes Magos fueron encarcelados y no pudieron llegar a las casas para llevar regalos a los niños descargaron el trabajo en los familiares más cercanos de los infantes (es decir los tíos ricos, los papás y los papás de los niños), aunque eso sí, desde las estrellas, Melchor Gaspar y Baltasar, trataron de supervisar lo que sucedía en la tierra.

Cuando llegaron a un país llamado México se encontraron con largas filas de adultos “haciendo cola” para entrar a establecimientos comerciales.

 

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