Existe una canción de Mariana Seoane en la cual se lamenta de cometer una equivocación en perjuicio de su amor –de ese momento- y del cual le pide que la castigue por esa situación que ocasionó y le asegura a su pareja –en la melodía- que ya no se equivocará y que será –ahora sí- una niña buena. Obviamente, buena en las acciones futuras porque físicamente buena…ya lo es, ¿alguien lo duda?

En todo acto cotidiano pueden darse situaciones en que los ciudadanos se equivoquen de formas diversas, ya sea por errores al tomar decisiones o simplemente por no hacer nada; por ejemplo, una mala decisión puede ser escoger un empleo entre dos oportunidades y no resultar el empleo tomado como se esperaba.

Otro ejemplo de una mala decisión podría ser el tener al alcance de tu mano a la  persona indicada para pasar el resto de tu vida junto a ella, pero por temor al rechazo o a la burla preferimos dejarla pasar para después enterarnos -cuando ya es demasiado tarde- que esa persona tenía los mismos sentimientos que uno.

Caso similar acontece con el Presidente de la República quien ha tomado, desde mi punto de vista, más decisiones erróneas que los cuatro presidentes juntos que lo antecedieron; ocasionando que un gran número de ciudadanos deseen que mienta, robe y traicione al pueblo de México, pero que saque al país adelante económicamente hablando; que no suba la canasta básica ni las gasolinas, que consiga el crecimiento económico que en estos cuatro años que lleva no supera el 3%. O, al menos que ya ejecute acciones que traigan paz a la nación y no se la pase culpando a los gobiernos pasados –como es su libreto- para menguar su incapacidad.

Por lo que, para sorpresa de la gran mayoría, ha reconocido el presidente su equivocación con esas designaciones –caso contrario con todas las demás que ha cometido-, pues se atrevió a decir de sus recomendados lo siguiente: “Me equivoqué, porque hice propuestas, pero ya una vez que propuse, ya por el cargo porque cambiaron de parecer, ya no están pensando en el proyecto de transformación y en hacer justicia, ya actúan más en función de los mecanismos jurídicos”.

El presidente está seguro de que los ministros propuestos cumplirían sus designios –igual y tiene razón- como lo hacen los senadores y diputados de su partido, quienes le avalan, defienden y alaban sus iniciativas de reformas -a pesar de saber que son ocurrencias seniles- porque saben que defendiendo sus propuestas –las del presidente aunque no beneficien al pueblo- serán recompensados con alguna otra responsabilidad política o cuando menos repetir en el puesto.

Con los Ministros de la Corte no es igual, porque hasta en los perros hay razas. Los ministros, a diferencias de los integrantes de un Congreso de la Unión, tienen carrera judicial o cuando menos vasta experiencia en los tribunales como abogados postulantes; en pocas palabras, son profesionales del derecho y de la interpretación de las leyes.

Los ataques que ha lanzado el Presidente contra los Ministros de la Corte, y en forma especial a los propuestos por él, son una acción desesperada por evitar que aprueben la reforma constitucional y al Código Nacional de Procedimientos Penales respecto a la prisión preventiva oficiosa a la que me referí en mi columna anterior ¿Poder vs poder?

Con la suspensión de la sesión en la Suprema Corte para continuar hoy, el Presidente ganó ayer la batalla al manifestar tres de “sus ministros” su negativa a apoyar la reforma enviada por el titular del Poder Judicial pues -como dije- los que llegan por conducto de la carrera judicial a ocupar el honroso cargo de ser ministros se deben a la ley, pero los recomendados por el Presidente por ser amigos o esposa de un colaborador del Presidente –una ministra lo es- tienen el compromiso político y no jurídico de subordinarse a un poder ajeno al que pertenecen –la causa ya quedó explicada- a pesar de que sepan los ministros a modo que anteponen la justicia por aplicaciones a la ley motivados por la venganza de su jefe. Esperemos el resultado de hoy en la sesión de la corte.

Por mi parte, como abogado, espero que se apruebe la reforma y se haga justicia a los reclusos que no pueden seguir sus procedimientos judiciales en libertad, aclarando que sólo me refiero a aquellos delitos graves que describí en mi columna anterior.

Hasta el momento no puedo saber si el Presidente se equivocó al designar a “sus ministros”; esto lo sabré cuando se dé el resultado de la votación el día de hoy; pero si el voto en contra de la reforma le favorece al Presidente de la República gracias a “los ministros amigos” entonces no se equivocó al mandarlos como sus subordinados a otro poder; sin embargo, a mí me queda claro que -como tal vez a millones de mexicanos- posiblemente sí me equivoqué…al votar por él.

UN HIDRÓGRAFO BUSCANDO LA SEGURIDAD EN LOS CUERPOS DE AGUA

¿Hasta cuando la gobernadora Evelyn Salgado Pineda –o su padre- cambiará al ingeniero de la Secretaría de Seguridad Pública en el Estado? A casi un año de haber llegado al puesto el ingeniero hidrógrafo, nada más no se ven resultados. Guerrero está peor en materia de seguridad. El incremento en homicidios dolosos y desapariciones forzadas no desciende. Tal parece que el secretario de “seguridad” está más preocupado para evadir sus responsabilidades que en combatir el crimen. No se puede esperar algo extraordinario en dicha Secretaría porque en todo este tiempo se ha encontrado apático en sus responsabilidades. Y esto a pesar del extraordinario curso de seguridad e inteligencia que enarbola su currículo. Sin embargo, es ingeniero hidrógrafo no policía de carrera o investigador.

No nos equivoquemos, los estudios en materia de seguridad enriquecen la superación personal, pero si no tienes experiencia de campo y no conoces la geografía del estado y sus áreas de mayor incidencia delictiva, eso de nada sirve pues es fácil falsear datos que le llegan a la comodidad de su oficina.

Y, peor aún, si un secretario afirma que “la prevención del delito es responsabilidad de los alcaldes, aunque no tengan policías”, demuestra no solo un desliz político sino una ignorancia en el manejo de su responsabilidad, pues es claro que la Constitución le da a los municipios la facultad de recibir recursos en materia de seguridad para proteger a sus habitantes, pero olvida el ingeniero que la misma Constitución le otorga obligación al Estado para coadyuvar con los municipios en materia de seguridad y no sólo por ser los municipios autónomos están exentos de pertenecer a un estado federativo, el cual tiene también como obligación proporcionar seguridad pública a los municipios y con mayor razón a aquellos que no cuentan con policías. Pero bueno, a lo mejor estudiando la ciencia de la tierra y sus ramas hidrológicas encuentre la solución a los problemas de seguridad en Chilpancingo porque en los demás municipios…lo dudo.