Guillermo Hernández Acosta
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Se exponen a la picadura de alacrán y al inclemente sol por un trabajo mal pagado
Jimar coco es un trabajo que por muchas décadas ha dado sustento a familias de las comunidades de Villa Rotaría y Tenexpa, del municipio de Tecpan, como Sinaí Ramírez que desde temprana edad se ha dedicado a esta actividad.
En esta región de la Costa Grande, es muy común ver a hombres y mujeres, adultos, jóvenes e incluso menores de edad emplearse en este jornal, tarea que llevan a cabo desde temprana hora hasta casi oscurecer.
El trabajo consiste en retirar con una cuchara elaborada de fierro y con mucho filo la fruta o copra, la cual se va apartando y esparciendo en una plancha o cancha de cemento para que se vaya secando, posteriormente, el dueño la lleva a una planta para venderla y después se industrializa para obtener aceite puro de coco.
Cabe destacar, que los jimadores de cocotero trabajan a bajo el sol y solo se cubren con palapas secas que van moviendo conforme la luz del sol avanza y entre pláticas se olvidan de lo difícil que es ganarse la vida en estas precarias condiciones.
Estás personas no solo deben batallar con las inclemencias del tiempo, se exponen a la picadura de alacranes, los más peligrosos los de color amarillo, que a más de uno los ha dejado intoxicados y hospitalizados, a otros simplemente el veneno no les hace absolutamente nada y deben seguir como si nada hubiera pasado.