Enfoque Informativo

Andrés García encendió las alarmas luego de que se dio a conocer que sufrió una herida profunda en la cabeza tras una fuerte caída, motivo por el que tuvo que ser hospitalizado. Días después el actor confirmó que fue diagnosticado con cirrosis y reveló que ha “perdido la memoria inmediata” y parte del oído, además de que experimenta una sensación de debilidad.

En medio de la crisis de salud que atraviesa el actor, sus hijos, Andrés Jr. y Leonardo se reencontraron en el puerto de Acapulco, Guerrero, lugar donde reside el histrión de origen dominicano desde hace varios años.

Fue a través de su cuenta de Instagram que los hijos Andrés García compartieron imágenes de su reciente reunión, la cual llamó la atención de los seguidores dado que el actor ha asegurado en más de una ocasión que está distanciado de sus cuatro hijos reconocidos: Andrés, Leonardo, Andrea y Arena.

En uno de los videos que publicó Leonardo García se le ve en lo que parece ser el restaurante de un hotel frente al mar acompañado de su hermano y su mamá, Sandy Vale, la primera esposa del actor, de 81 años.

“¿Qué se siente llegar a Acapulco después de ser el rey de Miami”, le pregunta Leonardo a Andrés Jr., quien le respondió: “Exagerado, Acapulco está lindísimo”.

A lo largo de los últimos días, ambos hijos del actor han mostrado imágenes de su estancia en la playa, aunque hasta el momento ninguno se ha pronunciado respecto a la salud de su padre.

Qué ha dicho Andrés García de su relación con sus hijos

El año pasado, el actor aseguró en una entrevista que no mantenía una buena relación con sus hijos, a quienes de niños aseguró no haberles dado la atención necesaria.

“Creo que no pude estar el tiempo que debí estar con mis hijos porque yo siempre quise tener lo que la clase media o media alta no tenía, lo que tenían los multimillonarios. Siempre quise tener lugares grandes y trabajé toda la vida; toda la vida estaba en España, Argentina, Colombia, México, Chihuahua”, contó.

El actor de 79 años señaló que sus hijos lo veían “en las entrevistas y en los periódicos, y luego regresaba tres o cuatro días (a la casa) y ya tenía otro trabajo. Me faltó tiempo de convivir con ellos. Fue un mal calculo que hice, pero de no haber tenido nada a llegar a hacer todo lo que hice, no podía dejar de trabajar”.

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