Día a día me asombro de los alcances que algunas personas son capaces de realizar frente a la humanidad.

Actualmente me voy a esta reflexión debido a los sucesos que se han dado a raíz de un solo personaje, que ha sido capaz de poner en jaque una ciudad, un país y hasta el propio mundo. Como hemos visto esta semana Vladimir Putin actual presidente de Rusia comenzó una guerra contra Ucrania, un país que ha buscado en estos últimos años liberarse de Rusia; pero por capricho de Putin no lo ha logrado y que como se está viendo dudo sinceramente que pueda hacerlo.

Lo más duro de una guerra considera su servidor siempre serán las pérdidas humanas que llegan a provocar estos enfrentamientos de odio entre personas que ni siquiera se conocen.

Son estas pérdidas humanas de ciudadanos que no tienen nada que ver dentro de estos conflictos las que más lastiman y alarman, es al ver esta violencia contra una persona que uno se percata de la fragilidad y moralidad que tiene un ser humano al tener que atentar contra la vida de otro que jamás le ha hecho algún daño, más que en este caso en particular ser de nacionalidad ucraniana.

En nuestro país no vivimos una guerra como tal pero sí vivimos una problemática de gobierno día a día, por mencionar solo unos ejemplos, existen niños que padecen con los problemas de salud que les genera un cáncer y que por desgracia mueren por no poder ser tratados adecuadamente, ni dignamente ya que no existe apoyo económico por parte del gobierno para las quimioterapias ni para las necesidades siquiera básicas de los hospitales públicos.

Existe gente que muere a diario a causa de que el crimen organizado sigue siendo un factor importante en la violencia de nuestro país, reporteros que por querer hablar de frente e intentar decir lo que otros callan, terminan asesinados mientras nuestro presidente de la República se enfrasca en una guerra de palabras contra los medios de comunicación dando hincapié a que cualquier político pueda agredir a los que forman este tan importante gremio.

No vivimos una guerra como tal pero en nuestro país mueren casi 90 personas al día a causa de la violencia provocada por el crimen organizado, más de las que mueren hoy en la guerra de Rusia – Ucrania y nuestras instituciones que deberían servir para erradicar la violencia no cumplen con este servicio, por lo contrario estos trabajan bajo los intereses del gobierno en turno, cuando deberían de trabajar siempre bajo los intereses de la sociedad, esto aunado que están coludidos con el crimen por unos cuantos pesos agrava mucho más esta situación.

No vivimos una guerra pero existe una pobreza extrema que día a día crece más y más, no vivimos una guerra pero tampoco un crecimiento importante para nuestro país y mientras todo esto pasa quienes gobiernan se hacen millonarios a costa de nosotros los ciudadanos.

Los gobiernos no juzgan sus propios crímenes y jamás lo harán, pero si intentamos hacer que esto sucediera entonces consideramos si nos encontraríamos con una guerra.

De lo que sí estoy seguro es de que vivimos una indiferencia por parte de nosotros los ciudadanos, optamos por decir que ya estamos acostumbrados y esto ya lo vemos cómo algo normal, es decir todo lo malo que pasa a nuestro alrededor lo asimilamos como nuestra realidad cuando esto jamás debería ser así, en México no estamos en guerra y pido a Dios que nunca lo estemos pero sí estamos en un país donde pasa de todo y nadie hace nada.

Qué triste que por unas cuantas personas a las que les damos la oportunidad de cambiar las cosas, a las que les damos el poder de decidir cómo llevar adelante un país, una ciudad, un estado, puedan provocar tanto impacto negativo para los ciudadanos, por eso es que insisto en que el cambio es hoy.