Enfoque Informativo 

  • Durante el Tercer Reich, las festividades decembrinas tomaron un giro político inesperado, los nazis convirtieron la Navidad en un culto a Hitler

Entre 1920 y 1930, las fiestas de fin de año se tiñeron de un tinte de propaganda nacionalista antisemita. A medida que el Partido Nacionalsocialista tomó fuerza en Alemania, se hizo común que las celebraciones religiosas se tornaran también políticas. En este periodo, en Europa se vivió una Navidad nazi.

Control de la vida pública y las manifestaciones religiosas

Para favorecer la línea totalitaria que adoptó el partido, las fiestas populares adoptaron los colores, símbolos y motivos de los nazis en Alemania. Cuando Hitler subió al poder, el Estado tomó control de la vida pública. Por esta razón, los funcionarios nazis promovieron que sus intereses políticos se insertaran también en los festejos navideños.

Es por esto que los nazis dirigieron la Navidad para que se tornara en un festejo más bien pagano, realzando la visión aria que el partido perseguía. Se tiene registro de que, si bien algunos rechazaron estas prácticas, la vasta mayoría de los alemanes de la época se unieron a estas festividades raciales, repudiando al pueblo judío, a los homosexuales, y a otras minorías sociales.

La religión como enemigo del Estado totalitario

Diversos ideólogos defensores del nazismo consideraron que las organizaciones y prácticas religiosas eran un obstáculo para la dispersión del Partido Nazi. Por esto, la proyectaron en los medios como el enemigo público del Estado.

Así, las celebraciones oficiales de Navidad eliminaron casi por completo el carácter religioso de las fiestas. En lugar de transmitir un mensaje relacionado con la tradición cristiana, se optó por endiosar a su líder supremo: Adolf Hitler, principal promotor “del nuevo espíritu alemán”.

Este tipo de emisiones se dieron tiempo antes de que Hitler subiera al poder. En uno de sus discursos más célebres de 1921, se pronunció frontal y flagrantemente en contra de los judíos, refiriéndose a ellos como “no aptos” para formar parte de la gran familia germánica.

Inmediatamente después, en los medios de comunicación se mostraron innumerables imágenes de familias alemanas arquetípicamente arias -ojos azules, blancos, rubios- reunidas en torno a un árbol de Navidad. Este tipo de propaganda propició que el discurso de odio se normalizara, y que las ideologías de pureza racial se insertaran entre la población alemana.

COMPARTIR