Después del derrumbe del cráter en el volcán Cumbre Vieja de la isla española La Palma, se registraron más sismos este lunes además de que aumenta el flujo de lava.

Las autoridades no tenían previsto evacuar a más personas de la zona porque el río de roca fundida seguía la misma ruta que las coladas anteriores.

El Instituto Geográfico Nacional español reportó dos sismos este lunes por la mañana superiores a 3.0 de magnitud, dos semanas después de que comenzara la erupción en una de las Islas Canarias, un archipiélago volcánico al noroeste de la costa continental africana.

“No estamos en el final, no sabemos en qué momento estamos”, dijo el presidente regional de Islas Canarias, Ángel Víctor Torres, a la televisora estatal RTVE. “En estos momentos estamos en manos de la naturaleza”.

La mayor parte de La Palma, donde viven alrededor de 85 mil personas, no se ha visto afectada por la erupción. Las rápidas evacuaciones ayudaron a evitar víctimas.

Sin embargo, la lava está causando daños significativos a propiedades, infraestructuras y terrenos de cultivo.

Por ahora ha dañado o destruido más de mil edificios, la mayoría viviendas, destruido casi 34 kilómetros de carreteras y cubierto 400 hectáreas de terreno, según la agencia de monitoreo por satélite de la Unión Europea.

Las autoridades locales se preparaban para distribuir agua potable a las viviendas después de que la lava destruyera conducciones de agua.

El comité de emergencia volcánica de Canarias ordenó a los científicos y trabajadores de emergencias que se retirasen de la zona en torno al volcán debido a la mala calidad del aire.

La actividad sísmica y el flujo de lava han sido irregulares, con variaciones diarias desde que comenzó la erupción.