Un gran amigo me pidió hace cinco años que le ayudara a “rescatar” dos cuentas bancarias a nombre de su papá; una era de un fideicomiso creado por él y la otra, una cuenta de ahorros; reservándome por el momento el nombre de los bancos.

Como ya era un señor con varios años y con sus actas de nacimiento y matrimonio con errores, tuve que iniciar procedimientos administrativos y judiciales para arreglar –en principio- lo referente a su identidad legal y después de ello, se tramitó un poder a nombre de uno de sus hijos para entablar un juicio ante las instituciones bancarias.

Para desgracia de la familia, su padre falleció y se inició un juicio sucesorio –proceso muy onerosos para sus hijos- para tener un representante legal que iniciara el procedimiento legal en contra de las instituciones bancarias y tratar, con ello, de recuperar el dinero que en vida ahorró su familiar ya fallecido.

Dicho procedimiento lleva ya cinco años, en donde seguimos peleando con los bancos porque niegan los contratos bancarios y la existencia de los mismos a pesar de que una señorita ejecutiva de Cuenta le comentó a mi amigo que la cuenta del fideicomiso la tiene vigente en el sistema; sin embargo, no puede darle más información.

El caso es que aún peleando por recuperar el dinero del padre de mi amigo para que no se lo quede el banco, esto no serviría de nada, pues con la reforma a la Ley de Instituciones de Crédito -que realizó el partido del Presidente de la República- para expropiar los ahorros bancarios de los cuentahabientes, ese dinero irá a parar al bolsillo del dictador -perdón, Ejecutivo Federal- para regalarlo a los parásitos del país encubierto en programas sociales que realmente deberían presupuestarse como programas electorales.

Esa ley a reformar implica que de no haber o existir movimientos en las cuentas bancarias por seis años, éstas de forma automática pasarán a ser propiedad del Estado y no de los auténticos beneficiarios de esas cuentas, y no estamos hablando de diez mil o veinte mil pesos de la cuenta del padre de mi amigo sino de mil novecientos millones de pesos.

Desde mi punto de vista es un robo, a pesar de querer disfrazarlo como una expropiación para combatir la inseguridad en el país, ya que el dinero robado, perdón, expropiado,  será repartido como se reparte el botín de un atraco: El 45% para el jefe de la banda –Federación-, el 30% para los atracadores –estados- y el 25% para el conductor que los espera afuera del banco atracado, municipios.

Por eso titulé mi columna como un robo con estilo, pues qué mejor forma de operar un robo de dinero cuando éste se realiza con el amparo de la ley.

En verdad siento pena por mi amigo que sigue dando batalla para recuperar el dinero de las cuentas de su padre; así como por  cientos de familiares de cuentahabientes que seguramente estarán viviendo esta situación, pues quien ha sido alguna vez asaltado por maleantes, ya sea en la calle o en el mismo banco, siente la impotencia de no poder hacer nada contra el ladrón cuando se escuda en un arma; tristemente, lo mismo pasará ahora con la reforma, sólo que esta vez se sentirá la impotencia de no poder hacer nada para evitar el atraco porque el ladrón ahora se escudará en una normatividad…aprobada por sus representantes.

QUE CHULA ES PUEBLA…PERO QUE FEO GOBERNADOR 

Cuando estaba en la universidad había un amigo al que le decían el “Skeletor”, quienes vieron en su juventud “ He Man” y “Los amos del universo” sabrán de qué personaje animado se trata. Este amigo, a diferencia del personaje de animé, tenía una gracia y simpatía sin igual; cualidades que le permitían contar con infinidad de amigos. Una vez lo vi con una bella dama a quien le pregunté: ¿“Qué le ves a mi cuate?” Respondiéndome: “Es atento, educado…y me hace reír”, desde luego le di la razón, pero a quien no le doy –la razón- es al gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, y no por lo feo que pueda estar –ya que el gusto se rompe en géneros- sino a lo feo que ha gobernado el estado de Puebla.

Sus altercados y reyertas contra sus críticos lo tienen en el fondo de las evaluaciones especializadas porque no ha podido cumplir como gobernador lo que prometió: Sacar a Puebla de la pobreza, de la inseguridad, de la corrupción y, sobre todo, del “morenovallismo”; siendo esto último lo que menos ha podido lograr pues la alianza opositora de los partidos PAN-PRI-PRD se encargó de recordárselo al ganarle la ciudad –capital- más importante del estado y tampoco ha podido tener un Congreso mayoritario como en el 2018.

El morenista aseguró que en su gobierno “nunca más se usaría el poder para la venganza, nunca más el poder para llevar a cabo el espionaje, nunca más el poder para la infamia, nunca más el poder para la persecución, nunca más el poder como modelo de negocio ni enriquecimiento”, pero ha hecho todo lo contrario a lo asegurado

Por lo dicho líneas arriba, no es extraño que Miguel Barbosa Huerta sea uno de los mandatarios peor evaluados del país, pues de acuerdo con la última evaluación de la encuestadora de Roy Campos, a Barbosa lo apoyan solo tres de cada 10 poblanos -y se me hacen muchos-, lo cual representa un desencanto social enorme para un gobernador que presumía de haber ganado por su “gracia”.

El abucheo que recibió delante del Presidente de la República es un claro ejemplo de lo mal que sigue gobernando Puebla, pues fue durante la visita del Ejecutivo Federal que un grupo de maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) aprovechó para emitir sus reclamos ante la falta de pagos por parte de la administración del morenista Miguel Barbosa, lo que originó que cobardemente le pidiera a su secretario de Educación su renuncia por algo que el propio gobernador propició.

En fin, qué se puede esperar de una persona que en toda su carrera política se ha caracterizado por la traición a la gente que le ayuda, pues a la mayoría de los encargados de trabajar para él en la campaña les dio la espalda, gente valiosa y con experiencia, buenos operadores políticos y gente que sí estaba comprometida con ese hermoso estado.

Hoy, ese “gobernador consentido” -que en su momento lo fue por el Presidente- ya no lo es; ha generado más problemas a su partido y a sus representados que será muy difícil que conserve el poder estatal para el Partido Morena en el 2024; su ambición personal por pasar a la historia como el primer gobernador emanado de la izquierda lo segó y, de seguir así, sin corregir el curso, también volverá a pasar a la historia, pero ahora por ser el primer gobernador de izquierda…que regresa el poder a la oposición