Alejandro Moreno Cárdenas, apodado “Alito”, ha destrozado al PRI. Su llegada al partido, patrocinada por Alfredo del Mazo, quien recordemos, “abandonó el barco”, o sea, al PRI, en el pasado proceso electoral de la entidad mexiquense, fue el peor error.

Todo estaba encaminado para que el dirigente del PRI fuera el Dr. José Narro Robles, pero en mala hora lo despreciaron y, a partir de entonces, vino la debacle en manos de “Alito”, personaje señalado por diversidad de actos de corrupción, particularmente en Campeche, cuando fue Gobernador. Nótese, algo totalmente ajeno al principio elemental de la decencia que debe tener un dirigente político, pero, “Alito”, como dicen, “tiene la cola más larga que un lagarto…” y así, fue de fracaso en fracaso, pero al final su pasado lo traicionó, teniendo que suscribir y realizar acuerdos humillantes, dándose el caso que, en diversos estados, el PRI, prácticamente desapareció y como nunca, renunciaron al otrora destacado partido, importantes figuras, entre ellos, senadores, diputados, exgobernadores, presidentes municipales y en general, quienes en su momento le dieron fuerza y respetabilidad.

La más reciente salida, es la del Exgobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, asegurando que el PRI se ha convertido en un grupo sectario, sin ideología, sin debate y mucho menos reflexión. Astudillo Flores fue un excelente Gobernador, llevó su gestión con todo éxito, dejó huella de su capacidad y talento. Al retirarse del partido, precisó que no está de acuerdo con la incondicionalidad, tampoco con lo injusto y lo ofensivo.

La ausencia del Astudillo Flores en el PRI, particularmente en Guerrero, implica que el partido se minimice, ya que, sus seguidores, obligadamente, al igual que Astudillo Flores, se retirarán de las filas del tricolor.

Entendemos que el PRI tiende a desaparecer y el culpable de ello, sin duda es el impresentable y nada prestigiado político, Alejandro Moreno, que insistimos, grave error hacerlo dirigente.

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