Este texto lo escribí el lunes 29 de septiembre de 2014, luego de un muy doloroso fin de semana, y luego también, de la avalancha de noticias, rumores y demás, que se sucedieron en esos días. Ahora, 8 años después, Alejandro Encinas Rodríguez, Sub Secretario de Derechos Humanos de la SEGOB, y encargado de la “Comisión para la verdad y acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa”, presentó su informe del caso, en el que deshecha la Verdad Histórica del hoy preso, el ex Fiscal Jesús Murillo Karam, asegurando que: el Caso Ayotzinapa es un asunto con motivaciones de índole político por parte de la llamada Cuarta Transformación. Informe que ya todos deben conocer, y del que sin duda, habrá los que estén de acuerdo o no con el mismo.

Busqué el texto y lo volví a leer. Fueron inevitables las punzadas en el corazón por revivir aquellos terribles hechos, y más aún, al ver que 8 años después, “la verdad” sigue siendo opaca y muy similar, tanto la presente como la pasada. Que aquel Viernes negro se ha repetido muchas veces en cualquier día de la semana, y que en México, el luto crece y se multiplica en toda su geografía.

Al final, aquello de que, “es un asunto con motivaciones de índole político por parte de la 4t”, no me hace más que pensar en el desvarío y en el lucro político, del que tanto político se ha servido, y se siguen sirviendo, convirtiendo en realidad a esta tragedia, en una tragedia aún más penosa y dolorosa para nuestro país. Tragedia que sigue latiendo, que sigue doliendo, y que aún no acaba.

Aquí el texto que si bien escribi hace 8 años, hoy pudiera volver a escribirlo… igual, actualizandolo quizá, solamente con los nuevos actores que se han agregado a este miserable elenco, sin embargo, he preferido no cambiar ni agregarle nada, con excepcion de una *nota al final.

Acapulco, Guerrero. Lunes 29 de septiembre de 2014. Doloroso, choque con la realidad, esperanza rota. #hastaencontrarlos. Los queremos vivos… ¿Crisis política? No le entiendo bien al tema, solo entiendo qué hay personas y políticos que viven en gran pobreza de espíritu, valores, compromiso y verdad. Lo que encuentro es una crisis moral muy grave.

Entiendo que no cabe decir que “somos más los buenos que los malos”, tampoco que “es un hecho aislado en Iguala” y porque Guerrero es bronco de por si. Es una crisis moral del País, ¿por qué en Guerrero? Quizá sea lo de menos, quizá sea lo de más. En algún punto de nuestra geografía Nacional iba necesariamente a hacer erupción esta crisis moral Nacional.

Entiendo que tampoco son los de Tlatlaya, Aguas Blancas, Cholula, San Fernando, los migrantes y un muy largo etcétera de vergonzantes dolores de los que hoy y solo hoy, Ayotzinapa es solamente el más reciente suceso, cuyo efecto mediático pudiera ser denominado como “la gota que derramó el vaso”, pero que en realidad nada derramó, en todo caso el vaso simplemente se terminó por romper de lo muy resquebrajado que ya estaba.

Crisis moral Nacional, porque si bien, Iguala no es México, ni Guerrero tampoco, todos los involucrados, todos, son tan mexicanos como yo, como tú y como aquel, …mexicanos, víctimas, victimarios, coludidos, facilitadores, omisos, cómplices, el contador, débiles, observadores, enfermos, testigos, miserables, juzgadores, mentirosos, dolientes, fuertes,

políticos, beneficiados, poderosos, doctores, olvidados, el arquitecto, pusilánimes, interesados, rezagados, arbitrarios, sanos, licenciados, callados, cobardes, los que tienen fe, los que no, valientes, muertos, críticos, equivocados, justos, ingenieros, pobres, pobrísimos y desposeídos, analistas, líderes de opinión, informadores, desinformadores, chismosos, objetivos, veraces, el viene viene, desgraciados y afortunados, ricos, autoridades, los que se niegan a ver, el ignorado, los que no creen en nada ni en nadie, buenos, malos, egoístas, generosos, exagerados, el exitoso… mexicanos.

Crisis moral, que entre muchas carencias de valores, además contiene un nulo respeto por el valor de la vida en todo el País donde todos somos México, donde todos con acción u omisión hemos puesto nuestro grano de arena para esta crisis. No es Peña, ni Aguirre, ni Walton, tampoco Villanueva, Yarrington, Moreira, Granier y ni estos ni aquellos, tampoco Jorge Aníbal Cruz Mendoza ni los otros 42 “desaparecidos” y que hoy nos dicen que lo más probable es que ya se nos adelantaron en el camino, así de a poco. Tampoco son los del 68, ni los 74 de Tamaulipas ni los 15 de allá ni los 25 de acuyá, para sumar no quiero calcular cuantos miles, no son los policías, ni los jueces, ni los federales, ni los que nunca aparecieron, tampoco los que hoy ya no son noticia, ni los olvidados, ni los innombrables.

Son todos ellos más todos los demás, incluyéndote e incluyéndome entre los casi 120 millones de mexicanos, claro, menos los que murieron y desaparecieron hoy. Somos todos como piezas de un engranaje, y que como personas somos todos la población de México. Esta crisis moral la padecemos y nos afecta a todos, y compromete seriamente el futuro de nuestra juventud, de nuestros niños, de nuestro Acapulco, de nuestra Iguala, de nuestro Guerrero y de nuestro México.

Hay luz al final del camino, el que en realidad debería ser el principio, luz, que a mi me gustaría fuera el principio del final de esta crisis de moralidad, donde la sociedad ejerza un verdadero poder sobre y encima de sus servidores y funcionarios públicos. Donde el civismo, esa matrícula casi olvidada en la educación, sea materia principalísima junto con la de la cultura general y artes, e inventaría e incluiría una nueva, que denominaría “Sensibilidad Social”, donde se destacaría y se enseñaría sin tabúes ni tapujos la otra cara de la moneda, la de la inmensa pobreza que rodea al mundo cómodo y tan lleno de convencionalismos en el que vivimos esta minoría de clase media, distinguidos por nuestros respectivos smartphones, entre nuestros pobres “quita sueños” y a veces ridículos pequeños y grandes lujos. Sensibilidad Social, que igualmente comprendería trabajo obligatorio curricular social para con los desposeídos y para con la propia ciudad, empezando con principios, valores y las obligaciones desde nuestras casas.

Hay luz, debe de haber luz, quiero que haya luz a partir de hoy. Es necesario la suma de voluntades de todos los mexicanos, fortaleciendo, puliendo y empoderando nuestras Instituciones que tanto esfuerzo y sacrificio han costado, como lo cuenta nuestra grande y notable historia, de otra forma, estemos listos, atentos y sin sorpresas para esperar el próximo viernes negro.

NOTA: De “los 43”, seguimos sin saber su destino final, lo que si sabemos es que forman parte de la estadística de los 156,437 homicidios dolosos que sucedieron en la Administración de EPN, y que el presente sexenio de AMLO, será sin duda el más violento de la historia, alcanzando en el pasado julio 126,287 homicidios dolosos.

No puedo dejar de sentir vergüenza por lo que me toca, solo espero, que aquellos que nos prometieron en 2018 que en este sexenio todo esto acabaría, la sientan también, y que no olvidemos que de continuar con este régimen político, el próximo sexenio seguiremos con los tristes relatos de indeseables como incontables “viernes negros”.