Francisco Leal Buitrago

Varios problemas —no sólo el COVID-19— han afectado la economía del país, cuyo déficit va camino a superar el 8 % del PIB. Luego de la terquedad de Carrasquilla al insistir en una reforma tributaria que por fortuna las movilizaciones de juventudes frenaron —y de su renuncia—, el inepto Gobierno nacional lo premió como codirector del Banco de la República. La nueva ley de reforma tributaria corrige algunos problemas —así como también medidas tomadas por este banco—, pero no tiene un eje articulador ni lucha contra la evasión. El desperdicio de recursos de un Gobierno ha sido una causa visible del problema.

Aunque hay serios problemas para decantar un buen candidato de centroizquierda para las elecciones presidenciales de 2022 —por egoísmos y ambiciones de precandidatos—, siempre hay que pensar que “la esperanza es lo último que se pierde”. Así, podría concretarse un mandatario con autoridad que busque mejorar la economía, apoyado por un nuevo Congreso que aproveche el momento para postergar intereses personales. Es difícil pensar que así van a frenarse corruptelas e intereses egoístas.

Existen rutas apropiadas al respecto para aprovechar la coyuntura difundiéndolas. Las exenciones en impuestos de renta e IVA han sido inequitativas, pues no son sólo beneficios para estimular actividades económicas que impulsen el progreso, sino pagos políticos de funcionarios a compinches. Además, hay pensiones que deberían pagar impuestos por razón de sus montos. Hay mucho que remendar al respecto en la coyuntura electoral y sus resultados.

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