Por Enrique Silva M.

Una ofensiva incongruencia se ha dejado ver en torno a Acapulco con recientes hechos. Con el sismo del 7 de septiembre que alcanzó dimensiones de terremoto por los daños que causó, hubo limitada atención y cobertura de medios de difusión nacional, la atención del gobierno federal también ha sido limitada e incompleta, la solidaridad de la gente mínima y el daño muy grande, mayor del que se creé, simple y sencillamente cientos de familias se quedaron sin un lugar confiable y seguro para seguir viviendo, esas familias siguen en la incertidumbre de que hacer o conformarse con darle una remendada a su vivienda con lo que tengan su alcance o con el apoyo -si es que lo reciben- que les den y otros de plano a perderla para siempre.

 Oiga pero que tal se quemó la discoteca más famosa de Acapulco y probablemente del país (aunque tenía año y medio cerrada por la Pandemia) y ahí si la cobertura e interés de las llamados “medios nacionales” ha sido excesiva, la preocupación colectiva muy grande y la instrucción de los gobernantes ha sido esclarecer y castigar los hechos de inmediato, incluso se han dado muestras de “solidaridad”de algunos aunque con un tinte protagónico, promoviendo eventos para ayudar a la empresa en desgracia por el siniestro, cosa que no ha ocurrido con los damnificados por el sismo.

 La discusión sobre si era elitista, si tenía un trato inadecuado a algunos sectores de la población o lo costoso que resultaba divertirse ahí pasa a segundo término ya que a final de cuentas iba dirigida a un nicho de mercado y generaba empleos y economía. La discusión debe centrarse en por qué con facilidad nos solidarizamos con unos si y no con otros que están realmente en desgracia y con menos probabilidades de hacer frente a lo que están viviendo.

 Sin duda el aporte de un establecimiento como la discoteca quemada a Acapulco ha sido muy grande a lo largo de su historia, pero más importante es ver por las familias en desgracia, lamentablemente eso no ha sido suficiente para muchos, insisto medios, gobernantes y ciudadanos que prefieren subirse al tren del tema popular que al de la verdadera solidaridad con quien lo necesita de manera urgente ¿lamentable no?

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