Oscar Athié.
Pasa que la economía no está creciendo, que el número de pobres ha aumentado y las desigualdades sociales se han hecho más profundas, que la economía esta estancada desde hace varios gobiernos, con crecimientos muy bajos e incluso decreciendo, pasa qué pese a numerosos intentos por encontrar soluciones al tema de la inseguridad, nada más no se le encuentra. Lo dije ya, entre otras cosas.
A lo anterior bien podríamos sumarle la falta de certeza jurídica, lo que ahuyenta las inversiones, agregando el embate a otros poderes, instituciones autónomas, medios de comunicación, lo que termina por debilitar a nuestro régimen democrático.
El panorama económico no se ve nada halagador, hay varias fuentes internacionales, en las que se puede interpretar de sus estudios, que este sexenio lo vamos a terminar con un PIB prácticamente similar al que entregó el ex presidente Enrique Peña Nieto, sino es que un par de puntos menos y que la verdadera recuperación en términos reales, comenzaría allá por el quinto año de gobierno del próximo sexenio.
Desde luego que no expongo en este planteamiento ninguna visión partidista, y tampoco de izquierda o de derecha, simplemente no creo en ello, en lo que si creo es en la inversión venga de donde venga, pública y privada. Creo en la competencia económica regulada por el Estado eliminando y no permitiendo ningún privilegio, ni las injusticias a este respecto de la que los mexicanos estamos hartos.
Creo en que la inversión es más que urgente y necesaria para poder generar nuevos empleos e ingresos impositivos al Estado, para que este se permita seguir generando inversión pública y sus sanas consecuencias. Esto permitiría y generaría por si misma, el cambio estructural que la sociedad en lo general y en todos sus niveles, también urgentemente necesita y reclama, desde luego con empleos protegidos socialmente, haciendo una revisión profunda al régimen de seguridad social, ampliándolo, consolidándolo y universalizando este régimen, con una también urgente y necesaria reforma fiscal, sin vinculación a la nómina, sino a los impuestos generales y a los ingresos que el Estado recauda. Reforma fiscal que aumente una recaudación que incluso comparativamente con economías similares ala nuestra es sensiblemente baja, debido a que solo pagamos los cautivos y hay demasiados que no pagan
Creo que nos hemos tardado ya demasiado en estructurar un verdadero sistema o plan de desarrollo económico democrático, en el que el Estado asuma compromisos, en donde se establezca el como y el cuando se va a invertir en el corto, mediano y largo plazo, incentivando y facilitando la participación de capital privado nacional y extranjero, empujando juntos el crecimiento económico, sin dejar de observar las ramas y proyectos productivos de mayor impacto social.
Creo en la separación de la iglesia y el Estado, pero no creo en absoluto en la separación del poder político y el económico. ¿Quién le ha dicho a los políticos, y porque hay muchos que se lo creen, que son buenos empresarios? Hay demasiadas pruebas de que no lo son, pruebas hasta en su propia casa, colonia, municipio, estado y países enteros, de lo que México claramente no ha estado excento.
Salvo sectores estratégicos y de seguridad nacional, el estado tiene que ser rector y contribuir a la generación de empleos, un facilitador para que estos se den, siendo indispensable el buscar la inversión y acelerar la economía, donde sepamos quienes son los responsables, quien hace que, con evaluaciones de resultados puntuales que observen los impactos y avances en los niveles de vida y en bajar los índices de pobreza, un plan que esté permanentemente coordinado entre el Estado y los particulares con la sociedad.
Desde luego que la oposición tiene que jugar su papel, pero para ello tiene que tener propuestas serias, verdaderas, alcanzables y realizables. Hoy desafortunadamente veo una oposición sin propuestas, solo veo un bloque unido para ir contra del actual Presidente y su gobierno.
Creo en que la polarización de los habitantes de México, es una de nuestras más graves enfermedades, y qué, al contrario, debemos encontrar todos, principalmente aquellos con liderazgos verdaderos, los lugares comunes que sin duda los hay, donde podamos entendernos para participar sin que sea necesario el pensar igual, juntando todo aquello que sea bueno para nuestro país como punto de encuentro y de inicio, ya que para los desacuerdos el tiempo siempre sobrará.
Pasa pues que ante la tormenta no queremos sacar el paraguas, que la verdad de este o aquel grupo es irrefutable e irreconciliable con la de otros grupos, olvidando el tesoro del común denominador que tenemos todos los mexicanos por el simple hecho de serlo.
Creo que más allá de discurso, debemos ir a los hechos y a los trabajos de los objetivos comunes, ¿quien en contra del combate a la inseguridad, de la salud pública, del paradigma de primero los pobres, del combate a la impunidad, de que crezca la economía y de que se generen nuevos empleos y de una mejor forma de vida con paz y libertad?
Hay tantas verdades como seres hay en el planeta, existen diferentes ideologías políticas y son todas respetables sin duda, pero tenemos un interés superior que en este caso se llama México, país en que ya no podemos ni debemos dividirnos más, sin el peligro del colapso.
Entre otras cosas, tristemente, esto pasa en México.
Les abrazo.
Siempre atento a sus opiniones y comentarios en:
FB: Oscar Athie Twitter: @oscarathie