Por Misraim Olea Echeverría

La agenda del gobernador sólo marcaba actividades el día jueves 13 y el viernes 14; el del 14 era un día con más carga laboral que el siguiente. Después de casi 6 años, Héctor Astudillo concluyó su gobierno, algo nada fácil en Guerrero.

El pasado 14 de octubre, Astudillo Flores entregó el mando del estado más bronco del

sur a su sucesora, Evelyn Salgado Pineda, la primera mujer que gobernará el estado.

Las últimas semanas de la administración astudillista fueron difíciles, los problemas económicos, fruto de la pandemia, dificultaron el pago de bonos y algunas prestaciones que la propia administración del gobernador priísta había otorgado a la clase trabajadora, todo esto con el objetivo de mejorar la situación económica y laborales de las y los trabajadores.

Varios políticos que buscan congraciarse con la nueva administración movilizaron a sus estructuras y allegados, otros más vieron en la movilización de los trabajadores una oportunidad para tener reflectores.

López Obrador recibió a Astudillo dos días antes de su salida, le refrendó su apoyo y en la mañanera del día siguiente resaltó la cualidades del gobernador. En el último día, Astudillo Flores recibió el apoyo del Presidente, cosa que no pasó con otros gobernadores. Reflejo de la buena relación que se estableció.

Héctor Astudillo y López Obrador tuvieron un trato respetuoso hasta el final. A unas horas de entregar el poder, Astudillo también entregó buenas cuentas; lo sabe el Presidente y lo pregona.

Se terminaron los 6 años de gobierno de un hombre que se dedicó a trabajar todos los días por su estado, se empeñó en dar resultados y hasta el último minuto los gestionó con éxito.

En Guerrero han sido pocos los gobernadores que terminan su mandato, Astudillo lo logró y de manera ejemplar.

“¡Que Dios bendiga a Guerrero!” Exclamó Astudillo. Que Dios nos bendiga y que todo sea por el bien del estado.

 

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