Jorge Méndez 

Una investigación titánica de 600 periodistas en 117 países encontró lo que es un secreto a voces: las personas más poderosas del planeta, desde multimillonarios a políticos de alto nivel, suelen constituir empresas en países con muy baja tributación. Los Pandora Papers, fue investigada y publicada por la alianza, hace aún más evidente la necesidad de un impuesto global unificado y una lucha abierta contra la elusión fiscal. Aunque es necesario recordar que constituir empresas en otros países no es una práctica ilegal, sí es un acto agresivo contra la transparencia y permite ahondar las brechas de desigualdad que están asfixiando a los países.

Cada vez que hay una filtración de este estilo, se consigue un efecto positivo: más personas deciden regularizar sus patrimonios y pagar impuestos en sus países de origen. Lo vimos con los Panamá Papers, también publicamos, que ayudó a modificar la discusión global sobre el rol de los paraísos fiscales. Ahora, con una investigación sin precedente, los Pandora Papers deberían conseguir algo similar. Más allá de las necesarias reformas legales a escala nacional y supranacional, los golpes simbólicos contra la cultura de la elusión fiscal son claves para romper con la cultura que los normaliza.

Es fundamental ser claros: tener  un paraíso fiscal o en una zona de baja tributación no es ilegal. Además, los fines de su constitución pueden tener sentido, como realizar negocios en otros países. Sin embargo, hay justos cuestionamientos éticos siempre que se descubren empresas en estos territorios. En los peores casos, son usadas para el lavado de activos y otras actividades ilegales. En casos menos graves, pero no por eso menos problemáticos, son utilizados para eludir el pago de impuestos a las tasas de los países de origen.

El cálculo es sencillo: mientras hay un impuesto al patrimonio considerable, en otros países esa tasa es virtualmente inexistente. Entonces, se crea una empresa allí para no tener que responder a las obligaciones tributarias aquí. Es un trato injusto. Tiene razón el chiste que se popularizó en redes: la mayoría de los colombianos no tienen otra opción que declarar renta y pagar impuestos, pero algunos privilegiados pueden disfrazar sus ingresos utilizando los paraísos fiscales.

Susana Ruiz, coordinadora de Justicia Fiscal de Oxfam Internacional, se lo explicó de esta manera  “Una empresa que usa paraísos fiscales para canalizar la inversión extranjera paga menos impuestos, pero cualquier empresa tradicional en el país, la de la esquina, tiene que pagar impuestos que proporcionalmente son mucho más altos”. La ausencia de los impuestos debidos, además, trunca las funciones de redistribución de los Estados, acentuando los abismos de desigualdad que hay en nuestros países.

Necesitamos un compromiso nacional e internacional para luchar contra la elusión, se debe aumentar la lista de paraísos fiscales, pues actualmente no se están incluidos los principales ofensores. A escala internacional avanza, a paso de tortuga, la propuesta de una tasa mínima de tributación global. La necesitamos para nivelar el campo de juego. Mientras eso no ocurra, el atractivo de los paraísos fiscales seguirá seduciendo a cientos de las personas más poderosas del mundo.

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