Por Eduardo Flores Salado

En su mensaje dominical el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González llamó a los sacerdotes a entrar en diálogo con las personas que han sido víctimas de la violencia y con quien la generan para poder ayudar a frenar.

“Como sacerdotes hemos de buscar el diálogo con toda persona, porque por todos Jesús murió y resucitó, y a todos ofrece su salvación, el Papa nos pide ir a las periferias existenciales y la de quienes perpetran el crimen y el delito es una periferia muy dolorosa para la sociedad y de perdición para ellos”, señaló.

Aseguró que su fuerza es la Palabra del Señor y que se tiene que utilizar para  llamar a la conversión o al menos para intentar el bien posible en esas circunstancias de violencia e inseguridad que se registra.

Recordó que desde  hace años se les ha hecho la invitación de  mirar la violencia en nuestra Patria como un problema de salud pública y que verla desde esa perspectiva “implica reconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional 2.

 “Se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique los principales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia”, dijo.

El prelado católico dijo que el sentir de gran parte de la sociedad es “Ya basta de todo esto”. Tenemos claro que es un mal con raíces de largo tiempo atrás, abonadas por la impunidad. Por ello, también tenemos claro que es necesario todo un proceso para erradicarlo y también es necesaria la aportación de todos para lograrlo.

“Pedimos a Dios el eterno descanso para sus seres queridos asesinados o ejecutados, y la liberación para quienes se encuentran desaparecidos. Las extorsiones y el cobro de piso, la destrucción de negocios y pertenencias para intimidar son una dolorosa sangría que socava la esperanza y el deseo de trabajar”.

Ante el repunte de la violencia, la Iglesia en Guerrero se suma al Pacto por la Seguridad

Padre Salvador Cisneros: “Una vez que éste quede establecido y se den a conocer las acciones, las iglesias que constituyen el Consejo Interreligioso asumiremos aquellas que nos correspondan, sin dejar de hacer lo que hemos venido haciendo”, dijo

Los índices de violencia en Guerrero han regresado a niveles como los que se tenían en el 2011; tan solo en el primer semestre de este año, fueron ejecutadas mil 141 personas en esa entidad, es decir, un promedio de 6.3 asesinatos diarios.

“Los crímenes en general han aumentado –explica el padre Salvador Cisneros Preciado, presidente del Consejo Interreligioso de Guerrero–, tocando no sólo a miembros del crimen organizado, sino a muchas otras personas inocentes. Seguimos viendo que hay varios grupos delincuenciales que se pelean las plazas”.

De acuerdo con el sacerdote, ante esta situación la Iglesia no sólo debe seguir orando por los gobernantes y reforzar las tareas que ha venido realizando en atención moral y psicológica a las víctimas de la violencia, sino colaborar en la prevención y sumarse a todas las iniciativas que favorezcan la paz en la región.

Pacto por la Seguridad

Es por ello que recientemente el Consejo Interreligioso de Guerrero dio su respaldo al Pacto por la Seguridad que prepara el gobierno de Héctor Astudillo Flores: “El gobernador está instrumentando este pacto, para lo cual ha invitado a distintos sectores de la sociedad. Nosotros, como Consejo Interreligioso, hemos decidido respaldarlo moralmente, así como apoyar algunas de las acciones”.

Detalló que una vez que el pacto quede establecido y se den a conocer las acciones concretas, las iglesias que constituyen el Consejo Interreligioso asumirán aquéllas que le correspondan. “Algunas tienen que ver con organizar a las personas para la auto vigilancia y protegerse unas a otras; nuestro trabajo debe ir también en el sentido de hacer conciencia sobre la importancia de pasar de una situación individualista a una más colectiva”, dijo.

Mencionó que el Pacto por la Seguridad tendrá mesas de instrumentalización, en las que “esperamos ir aportando nuestras ideas y soluciones. Es una tarea que tenemos que ir haciendo entre todos los sectores de la sociedad”.

Atención urgente

El padre Salvador Cisneros Preciado consideró que si bien se está haciendo una labor importante al querer desarticular los grupos delincuenciales, las autoridades federales y locales deben trabajar más en los sistemas de inteligencia, apoyados en las nuevas tecnologías; y desde luego –añadió– tener mano dura con los mandos policiales que han sido corrompidos por los grupos delincuenciales”. 

En cuanto a la sociedad civil –dijo– es necesario que ésta participe activamente, sobre todo en materia de prevención. Consideró que no se puede responsabilizar de todo al gobierno o a la policía, pues la seguridad es tarea de todos: “familias, maestros, iglesias y sociedad en general”.

El sacerdote también hizo un llamado a dejar atrás los reproches: “Dejemos de echarnos las culpas, pues muchas veces en el mismo hogar hay permisividad, lo que provoca que el problema de la inseguridad crezca. Entre todos podemos ir trabajando para erradicarla; tenemos que estar conscientes de que necesitamos códigos de seguridad que nos permitan cuidarnos para vivir mejor”.

Iglesias por la paz

El padre Salvador Cisneros explicó que el Consejo Interreligioso de Guerrero es una asociación civil creada hace doce años, cuyo objetivo es colaborar en la construcción de la paz en el estado. Está conformado por representantes de 14 iglesias, entre ellas las cuatro diócesis de la Provincia de Acapulco, así como iglesias pentecostales, cristianas, la unión de pastores, el presbiterio Maranatha, la Iglesia Bautista y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

 

El Consejo Interreligioso de Guerrero mantiene relación con consejos similares de otras 15 entidades del país: “el objetivo principal es buscar la armonía, a pesar de nuestras diferencias”. Otro de los objetivos es dirimir los conflictos que surjan por motivo religioso o de diferencias de credos, una realidad que se da sobre todo en las comunidades rurales donde la gente tiene una menor preparación escolar.   

Dijo que en Guerrero, como en muchas otras partes del país, aún no se alcanza a entender la diversidad con la que el mundo se mueve en la actualidad; “nosotros, como Consejo Interreligioso, tenemos que mediar para evitar que los problemas escalen a otros niveles”.

 

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