Enfoque Informativo

El fuego que se sospecha intencional ha arrasado con 240 hectáreas, afectando a las icónicas estatuas de piedra.

En la isla ubicada en medio del Pacífico sur hay unos 800 moáis, de los cuales casi la mitad permanece en una cantera ubicada en el interior del volcán Rano Raraku, donde hace siglos una cultura polinésica esculpió las estatuas gigantescas que llevaron a que la isla de Pascua (Rapa Nui en idioma nativo) fuera declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995.

El pasado 4 de octubre se desató un incendio forestal. Semanas después —del 17 al 21 de octubre de 2022—, la directora de la representación de la Unesco en Chile, Claudia Uribe, encabezó una misión con el fin de explorar y evaluar las consecuencias de lo sucedido, según precisó la oficina de las Naciones Unidas en un comunicado.

El resultado superó lamentablemente las primeras estimaciones. Un área aproximada de 240 hectáreas de pastos quemados, siendo el cráter, la cantera y las inmediaciones del volcán Rano Raraku los más afectados. Y lo más grave de todo, las llamas deterioraron estructuras arqueológicas, entre ellas 177 moáis.

En declaraciones a una radioemisora local, el alcalde Pedro Edmunds Paoa explicó que las altas temperaturas calcinan la piedra, la que en lugar de quebrarse se «craquea» y con el tiempo «se va desmoronando, acelera el proceso de que la piedra se convierta en arena». Afirmó que el daño material y cultural «es irrecuperable, inconmensurable también».

Sobre las causas del incendio, dijo que los responsables son los criadores de caballos y vacas que regularmente queman pastizales en una isla.

Luego de que Ninoska Huki, jefa local de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), admitiera que no hay una brigada para combatir incendios, el alcalde se quejó de lo que consideró un abandono del Estado.

«El trabajo de evitar accidentes y fuego es un plan de prevención que requiere recursos y eso es lo que no hay», aseveró Edmunds Paoa.

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