Por Noé Mondragón Norato

La percepción de que, ser alcalde de Acapulco situaba a quien despachaba en esa comuna como natural y fortalecido aspirante a gobernador, la inauguró el ex perredista Zeferino Torreblanca Galindo. Y hasta ese momento, fue verdad: gracias a su regular desempeño como edil, este último terminó su periodo en 2002.

Y para el 2005 fue ungido candidato a gobernador por el PRD. Ganó. A partir de ahí, todos los subsecuentes alcaldes porteños se sintieron con amplias posibilidades de imitar su ejemplo. Pero hasta hoy, ninguno lo ha logrado. Desfilaron el ex perredista Félix Salgado, el priista Manuel Añorve, el emecista Luis Walton, el perredista Evodio Velázquez y la morenista Adela Román Ocampo. Todos quisieron. Pero todos salieron de esa alcaldía arrastrando más pasivos que activos. Les ganó la tentación por el dinero fácil. El más cercano fue el Toro Salgado, quien al final, perdió la posibilidad debido a sus escándalos de altos decibeles mediáticos. Esa historia se está repitiendo.

PARA QUE LA CUÑA APRIETE. – El ejemplo lo dio el propio AMLO: apenas arribó como presidente, detuvo y envió a prisión a su ex compañera perredista y ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, Rosario Robles Berlanga. Ese trato no se lo ha dado a ningún priista del sexenio de Peña Nieto. Ni siquiera al ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, quien desde que llegó a México extraditado de España en julio de 2020 lo mantuvo en “prisión domiciliaria y libertad condicionada”, hasta noviembre de 2021 cuando fue enviado al Reclusorio Norte. De ahí se lee lo demás: 1.- Lejos de ser la “joya de la corona”, la alcaldía de Acapulco se ha convertido en un instrumento político eficaz para desinflar a los inflados. Hundir a los acelerados. Basta con rascarle un poco a sus cuentas públicas para que brote apenas una parte del lodo y la podredumbre. Y por eso dejó de representar el pasaporte natural para llegar al gobierno estatal. Pero la actual alcaldesa irreverente y ex abrupta del Morena, Abelina López Rodríguez, intenta vender una honestidad que contradice de inmediato, cuando llama abiertamente a votar a favor de López Obrador en la consulta para la Revocación de Mandato el próximo 10 de abril. Trasciende que habría recibido “luz verde” desde la propia presidencia del país, para operar lo que sigue: señalar con dedo flamígero a los corruptos del pasado. Sobre todo, a la ex alcaldesa y compañera de su partido, Adela Román Ocampo. “Hay 400 millones de pesos que están siendo observados desde el 2020 por parte de la Auditoria Superior de la Federación (ASF) debido a obras inconclusas de la administración pasada,”, sostiene. El punto es que esa postura de la alcaldesa morenista, surge casi seis meses después de que tomó protesta como alcaldesa. Y justo en la coyuntura de la Revocación de Mandato. ¿Será que el presidente AMLO “le está dando cuerda” a Abelina, para ajustarle cuentas a la ex edil de Acapulco, quien despacha actualmente como magistrada del Tribunal Superior de Justicia? ¿O incluso, podría ir a la cárcel como lo proclamó la alcaldesa de Acapulco, con el fin de afianzar la percepción del “combate a la corrupción” y derivado de lo anterior, obtener una votación muy amplia en la Consulta, a favor del presidente? Porque para que la acuña apriete, debe ser del mismo palo. 2.- La anterior hipótesis se fortalece por una sola pista: quien está auditando a la ex alcaldesa morenista Adela Román, no es la acéfala y corrompida Auditoria Superior del Estado (ASE) —cuyos diputados locales del PRI, PAN, PRD y Morena, forcejean eternamente para designar a uno de sus recomendados—, sino la ASF. Es decir, es el presidente mismo quien tiene a la mano los datos y cifras con los que Abelina está echando lumbre y manejando mediáticamente con especial énfasis. Así que Adela debe estar muy preocupada. Si el presidente AMLO quiere, la orden de su eventual e hipotética detención no surgiría de la FGE, sino de la FGR. Y Abelina quiere aprovechar el río revuelto para que sus comicidades y dislates recientes, queden olvidados. Recuperando de paso, la percepción de que la alcaldía de Acapulco, es el espacio natural para llegar a ser gobernador. Sin embargo, para ella, con todo lo que haga, está muy lejos de ocurrir.

HOJEADAS DE PÁGINAS…Este fin de semana, el presidente AMLO estará en Guerrero. Le preocupan varios asuntos. Sobre todo, el fracaso de su partido en varios frentes: el Congreso local no puede destrabar el asunto de la reforma de los pueblos originarios; no hay consensos entre grupos sociales sobre una participación amplia para la Consulta; otros como Tlachinollan y la CRAC llaman a no sumarse a ella; la CETEG y los normalistas de Ayotzinapa amenazan con adherirse a lo anterior; y la administración estatal de Evelyn Salgado sigue sin tener pies ni cabeza. AMLO pretende venir a “meter orden”. Lo cual estará muy complicado.