Por Oscar Athié

Resulta muy fácil decir que el pueblo manda, que en el Socialismo el pueblo es quien ordena. Esto es imposible, como falso de toda falsedad.

Quien termina mandando u ordenando es el líder o un grupo de líderes de ese pueblo, él o los que dicen, saberse interpretes de los sentimientos, necesidades y sueños de todo un pueblo, como si el ser humano tuviera en si mismo la capacidad de saber lo que quieren y sienten los demás. La humanidad es de suyo compleja, diversa y sumamente plural, y a la vez, somos definitivamente únicos y por lo tanto individuales. A veces ni nosotros mismos sabemos lo que queremos para nosotros mismos, y cuando por fin “lo sabemos”, hasta de opinión cambiamos.

El Socialismo parte de la premisa de que el ser humano es bueno por naturaleza, falso de toda falsedad también. Si bien el ser humano es capaz de la más sublime de las bondades, igualmente es capaz de la peor de las maldades, sobran los ejemplos en ambos casos.

Al final, Socialismo, Capitalismo, Comunismo o el sistema político de gobierno que queramos enlistar, son eso, sistemas. Carecen de vida propia, y, en cualquier caso, terminan siendo doctrinas a la que los humanos por diversas circunstancias y experiencias de vida terminamos sumándonos. Y justo ahí es cuando aparece el verdadero problema, cuando los humanos intervenimos en la aplicación de determinado sistema.

Inevitablemente aparece nuestra naturaleza, el inevitable ego, el egoísmo, el más hábil, el más fuerte, etc. Si bien, creo que nacemos buenos y que todos comenzamos siendo unos lindos e inofensivos bebés, basta con recordar nuestras primeras memorias en la niñez. Nos hicieron e hicimos bulling, comenzamos a competir, mentir, a escondernos, a adquirir las primeras herencias de nuestros padres y cercanos con las religiones, miedos, tabúes y diversas creencias que nos imponen consciente o inconscientemente.

Desde luego que no pretendo en este breve espacio, disertar sobre orígenes, datos duros, motivaciones, hitos históricos y complicadas definiciones sobre estos sistemas políticos, pero si, como simple ciudadano, comparto mi personal opinión, la que como he mencionado ya, tiene su origen en mi propia experiencia de vida, y desde luego, en el acercamiento que por motivos de interés personal, he tenido con todas las clases socioeconómicas, en las que afortunadamente tengo la fortuna de contar con muchos amigos. Es decir, tengo amigos verdaderamente pobres y desposeídos y hasta unos cuantos verdaderamente más que ricos, multimillonarios.

Comenzaré diciendo, que pienso que el comunismo es una hermosa utopía, todo para todos por igual, sin clase social alguna. Lo decía John Lennon en su inolvidable “Imagen”, una canción tan comunista como bella, como utópica. Aquella idea de Karl Marx que nunca lo vivió más que en su manifiesto, y luego perfeccionada por Engels, acabó por ser desechada del primer país que la impuso, la URSS, que hoy en realidad es un país capitalista, bajo el régimen de un partido dominante, con Putin contando 23 años en el poder. Quedando China, cada vez más capitalista, y Cuba, Laos, Corea del Norte y Vietnam. Países que en realidad son fuertes dictaduras con la bandera del comunismo/socialismo al frente, y en donde impera la represión a cualquier tipo de oposición y libertad de expresión, países por cierto que salvo Corea del Norte, se han abierto a la economía de mercado.

En LATAM sabemos de la ya mencionada Cuba y Venezuela, y una ola creciendo muy grande y fuerte de Izquierda, cuyos líderes son abiertamente pro socialistas, obedeciendo a dogmas y doctrinas de raíces comunistas y socialistas a los qué si les ponemos nombres, no son otros que Fidel Castro y Hugo Chávez. Hombres admirados y seguidos, oculta o abiertamente por los líderes en el poder de sus actuales países como Evo Morales (Bolivia), Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile), Daniel Ortega (Nicaragua) y Andrés Manuel López Obrador (México), por mencionar a los más representativos.

En Europa también hay países socialistas como Austria, Alemania, y Bélgica, y el llamado modelo nórdico, con Suecia, Dinamarca, Noruega, Islandia y Finlandia. Países hoy por hoy de primerísimo mundo.

Entonces ¿cuál es la diferencia entre el socialismo de estos países con los de la ola de LATAM? Los sistemas ciertamente que son coincidentes, insisto sistemas inanimados, por lo que pienso que la diferencia está en quienes los dirigen, y aún me atrevería a decir que la diferencia está en la calidad de las personas que los dirigen. No podemos comparar la calidad de cultura y de persona de un Daniel Ortega con Ulf Kristersson (Suecia), de un Evo Morales con Sauli Niinistö (Finlandia) o de un Gustavo Petro con Jonas Gar Store (Noruega).

¿Por qué aquellos países socialistas son los mejores países del mundo, y el socialismo de LATAM es tan corriente, mediocre y productores de pobreza? ¿Será qué teniendo mismos principios básicos, se debe a la calidad de las personas? Creo que sí, los líderes prosocialismo de LATAM, son corrientes, mediocres y les agregaría que hasta malas personas.

El Socialismo que nos acecha no es un socialismo verdadero, es un populismo feroz, en el que su alimento es crear pobreza, para subsistir en el poder en base a esa misma pobreza. Son un grupo de populistas disfrazados de izquierda, que dicen perseguir el socialismo con muy perversas intenciones y que están muy lejos de predicar con el ejemplo, anhelando y disfrutando en cuanto oportunidad tienen de las mieles del dinero y privilegios que el poder les da. Los vemos en autos de lujo, con escoltas, relojes y ropa de marca, casas por aquí y por allá, gadgets caros, viajes, atendiéndose en hospitales lujosos y estudios en universidades caras. Vamos, que estos de izquierdistas y socialistas no tienen nada, y si mucha hambre por perpetuarse en el poder, sin una real vocación de servir y por tanto sin un real amor por el pueblo. Viven amando lo que más critican.

Este es el peligro que nos amenaza, y que ha sabido dar en el clavo con sus discursos, diciéndole al pueblo lo que el pueblo quiere escuchar. Este es el falso, mentiroso e inexistente Socialismo que nos acecha, y del que nosotros, los ciudadanos, estamos obligados a no permitir que se imponga en México.

Les abrazo.