Por: Juan José Romero

El clamor de la ciudadanía de esa parte del estado es que la zona se transforme y se desarrolle

El reconocimiento de la Octava Región económica en la Sierra de Guerrero, “es la gran oportunidad para trascender como región, pero para eso necesitamos ayuda, urge ayuda, verdadera ayuda, profesional y científica para tener claridad en esto y definir qué hacer para lograr su transformación”.

Y es que por las circunstancias “nunca imaginadas” que se viven en la Sierra, reflejadas en una lacerante pobreza, desplazamientos de familias enteras, hambre, violencia y marginación, sus habitantes tienen fe en que la Sierra se transforme y se desarrolle tal y como lo ha manifestado en reiteradas ocasiones la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.
Este ha sido un clamor generalizado de las familias que habitan las mil 287 comunidades que, por la orografía de la zona, se encuentran muy dispersas y la mayoría de ellas son menores a 500 habitantes.

Lo anterior es parte del documento titulado “La Octava Región, Sierra de Guerrero”, la Gran Oportunidad”, signado por Severo Oyorzábal Díaz, pero también respaldado por José Concepción Hernández Solano y Rigoberto Acosta González, los dos primeros ex presidentes municipales de General Heliodoro Castillo y el tercero presidente del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig) y los tres integrantes del Grupo Sierra.

Los tres líderes históricos de esta zona que desde hace más de 30 años han luchado por su rescate y desarrollo reiteran que el reconocimiento de la Sierra como la Octava Región del estado “representa la gran oportunidad de ser objeto de una atención focalizada y ampliamente participativa que permita su rescate del olvido y marginación y lograr entre todos su total transformación”.

Y debido a que esta es la gran oportunidad de la Sierra para salir de su atraso, marginación y abandono en el que se encuentra, con “las circunstancias nunca imaginadas” que atraviesa reflejadas en una lacerante pobreza, desplazamientos de familias enteras, hambre, violencia, la propuesta es que el trabajo que se lleve a cabo para revertir esta situación sea integral.

Por principio de cuentas indican que se debe realizar “una acción que permita conocernos quiénes somos los “sierreños”, de dónde venimos los diferentes grupos de población que hacemos vida en ella, cómo éramos y qué hacíamos antes de los años 60’s, cómo nos impactó la era amapola y cuál es la situación real que estamos viviendo actualmente, hacia dónde queremos avanzar, y cómo hacerlo”.

Por lo anterior, señalan que la ayuda que necesita la región es urgente, verdadera, profesional y científica “para tener claridad en esto y definir qué hacer para lograr la transformación de la Octava Región en particular y de Guerrero en general, para lo cual su propuesta concreta es “generar un conocimiento científico y completo del ser humano de la Octava Región y su entorno, para tener claridad de nuestro proceso histórico hasta la actualidad, qué tenemos, qué nos hace falta, y qué hacer para lograr la transformación de la Octava Región”.

En este sentido, señalan Oyorzábal Díaz, Acosta González y Hernández Solano, es necesario que todos los actores y las instituciones gubernamentales logren acuerdos y una alta participación para la elaboración de un plan de desarrollo para la Sierra, lo más completo posible, pero flexible a posibles ajustes.

Refieren también que al respecto es fundamental lograr la implementación y ejecución de un programa de ordenamiento territorial para la Octava Región, herramienta básica de la planeación para su transformación; lograr que el gobierno designe un organismo gubernamental para la ejecución de el plan desde su elaboración, implementación y evaluación; lograr que se integren los órganos deliberativos correspondientes de acuerdo a la ley como son: la Mesa para la Paz de la Región y un Consejo Regional para el Desarrollo Rural Sustentable de la Octava Región con su comisión intersecretarial, su fondo concurrente, y sus comisiones operativas.

Esto conllevará lograr una sociedad incluyente y resiliente en la zona, la paz y la reconciliación, educación, cultura, salud y servicios de calidad, la conectividad entre sus localidades, microregiones y hacia su exterior, además de la generación de los proyectos estratégicos que permitan productividad (forestal, minería, aguacate, ganadería, otros) para un desarrollo sostenible teniendo en cuenta la agenda 2030.

Asimismo, se logrará la integración de los consejos de cuenca de los principales ríos que nacen en la región para su rescate, conservación y fomento y la creación de nuevos municipios para que los recursos presupuestales lleguen directamente y las obras y acciones gubernamentales las determinen los “sierreños” en sus órganos deliberativos.

En este documento, Severo Oyorzábal Díaz, Rigoberto Acosta González y José Concepción Hernández Solano remarcan que “hoy por hoy, el mayor obstáculo para el desarrollo de esta región, problema que la mantiene aislada tanto en su interior como al exterior es su orografía, por lo que para lograr su conectividad se requieren al menos 20 mil millones de pesos, porque “actualmente la mayoría de sus caminos son “desechables” y cada año pasadas las lluvias hay que rehacerlos”.

Y remarcan finalmente: “se podrá pensar que es demasiada la inversión que requiere la sierra para su conectividad, pero hay que tener presente que el aislamiento representa el aislamiento actual del estado de Guerrero y conectar el estado como aquí se propone sería una verdadera transformación de Guerrero en general y de la Sierra en particular y se generará la gran oportunidad de integrarnos al desarrollo nacional”.