El Manchester United ha tocado el botón de autodestrucción hace varias semanas y el proceso no tiene retorno. Ni el regreso de Cristiano Ronaldo a ‘casa’ ha hecho que el rumbo varíe. Ole Gunnar Solskjaer y todo su proyecto están en el alambre después de la escandalosa goleada (0-5) de los ‘Reds’ en el Teatro de los Sueños (Old Trafford). Se fueron ¡0-4! al descanso. Una ‘manita’ en 50 minutos con un Salah convertido en rey del clásico inglés en la guarida del máximo rival. Una pesadilla.

Centenares de aficionados ‘red devils’ abandonaron al comienzo de la segunda mitad Old Trafford resignados. La Premier comienza a ser un imposible (Chelsea, Liverpool y City se escapan ocho, siete y seis puntos) para el United y entrar en Champions vuelve a convertirse en su meta. Las cuatro jornadas sin triunfos les condenan a la séptima plaza. Ni los fichajes de Varane, Sancho y Ronaldo le han cambiado la cara a un ‘ManU.’ a la deriva con el que jugó el Liverpool. Se juntaron una máquina que ahoga al rival con su presión y lo ‘mata’ con su velocidad con un conjunto desordenado atrás y lleno de dudas en la salida del balón. Y el resultado fue una escabechina. El 4-2 de Leicester quedó en una anécdota.

El United se autodestruye

Klopp, que se permitió el lujo de prescindir de Mané de inicio, ganó su pulso a Solskjaer. No tuvo rival. Los ‘reds’, letales a la contra, fueron mortales tocando desde su área. Cambiaron de registro y se gustaron. Construyeron su fútbol desde atrás ante unos ‘diablos rojos’ que perseguían sombras. Siempre descolocados, llegaban a destiempo. Sin Varane, el bajón defensivo del United es preocupante. Vuelve a ser crónico.

El Liverpool no tardó en romper el débil muro local. Desde Alisson tocaron Van Dijk, Robertson, Jota, Firmino y Salah antes de que Keïta batiera a De Gea a los cinco minutos. Los futbolistas del United ni les olieron. El ‘Pool’ se divirtió con su rival. Cada vez que el balón se acercaba al área del meta español era una tortura para unos defensas superados. Maguire, en el punto de mira de la crítica por su irregular rendimiento, salió en todas las fotos. Se chocó con Shaw y Alexander-Arnold centró para que Jota empujara el 0-2. Si no llega a ser el luso, lo hubiera metido Milner. Demasiadas concesiones. La defensa adelantada del Liverpool fue una montaña para los de Solskjaer, que regalaban rápido el balón y recibían a los atacantes visitantes sin escudo. Entraban como flechas.

Cristiano, resignado

Los ‘reds’, desatados, fueron a por el United. Y en los ‘red devils’ sólo se rebeló Cristiano. No pudo batir a Alisson y pagó su ‘mala error’ con una patada al balón que tenía retenido Curtis Jones. Un síntoma de frustración ante el tsunami rojo. Y eso que no había aparecido aún Salah. El egipcio, en racha, convirtió el triunfo del Liverpool en histórico. Aprovechando rebotes y malos despejes anotó el 0-3. El 0-4 tuvo el mismo protagonista antes del descanso. Un palizón.

El quinto, tras un desmarque al espacio, lo transformó empezada la segunda mitad. Nadie había hecho un ‘hat-trick’ al United en Old Trafford en Premier. El último había sido Ronaldo con el Real Madrid en Champions en 2003. Y lo logró un Salah que acumula 10 partidos seguidos anotando entre todas las competiciones con el ‘Pool’. Se transformó en el africano con más goles en Premier (107) por encima de Drogba (104). Es el ‘pichichi’ (10 dianas) de la Liga inglesa. Está en su mejor momento como un Liverpool que vuelve a ser el de 2020. El ‘rock’ de Klopp está afinado y quiere volver al número 1.

Cristiano cazó su gol… pero en fuera de juego. Todo le salía mal a un United que se quedó con 10. Pogba, suplente, le pegó un entradón a Keïta lesionándole. Anthony Taylor revisó la jugada en el VAR y transformó la amarilla en roja. La hecatombe era completa. No tuvieron ni suerte: Cavani se topó con el palo. El Liverpool levantó el pie. No querían hacer más daño. Tuvieron piedad de su máximo rival. El United ni compitió y sufrió una derrota dolorosísima. Histórica. Old Trafford era un funeral. El 0-5 fue sólo la punta del iceberg. El ‘meneo’ será un punto de inflexión. El abismo ya es una realidad para Solskjaer. Se vienen curvas.

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