Por Efraín Flores Maldonado

El mundo griego sorprendió a la humanidad antigua por revelarse como geografía donde el intelecto detona la chispa del proceso educativo, cultural y filosófico. 

En ese ambiente surge la escuela del “Estoicismo”, basada en el pensamiento y enseñanzas de Zenón de Citio en el año 301 a.C.; había nacido en Atenas en 336 y muerto en 262 a.C.; sus enseñanzas normalmente las dictaba en el pórtico del ágora de Atenas conocido como “Stóa”, por lo que a esa tendencia filosófica se le conoció como “Estoicismo”.

En su génesis, dicha corriente filosófica sostenía que el ser humano era capaz de controlar y dominar los hechos de la vida real; el dolor y las pasiones mediante la valentía y la razón, despreciando las comodidades y los bienes materiales. Fue la última escuela fundada en el mundo griego después de la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles.

A la muerte de Zenón, quedan al frente de la Stóa, Cleantes y Crisipo, siendo este último el que ordenó y sistematizó las enseñanzas de Zenón. Esta corriente filosófica en su inicio fue conocida como “Estoicismo Antiguo”, que va desde Zenón hasta la muerte de Crisipo en el 208 a.C..

La segunda etapa es conocida como “Estoicismo Medio” y corresponde al tiempo en que dirigieron la Stóa, Diógenes de Babilonia y Antípatro de Tarso, que la proyectaron en la región mediterránea, llegando a Roma donde cautivaron a Catón el Viejo, Catón el Joven y también a Escipión el africano.

Una tercera etapa fue el “Estoicismo Nuevo” a partir de la muerte de Catón el Joven y el establecimiento formal del imperio romano, donde el estoicismo se consolidó como la principal corriente filosófica del mundo helénico, con una fuerte dosis de contenido ético.

En Roma destacan como filósofos estoicos, Lucio Anneo Séneca, Epicteto, que había sido esclavo y el emperador Marco Aurelio (121-180 d.C.).

El surgimiento y auge del cristianismo va opacando todas las escuelas filosóficas de su tiempo. El emperador Justiniano, afiliado al cristianismo, en el año 529 ordena clausurar las escuelas filosóficas de Atenas, la Academia platónica, el Liceo aristotélico y la Stóa.

Quizá las aportaciones más significativas del estoicismo fue su propuesta de vivir conforme a la naturaleza, el imperio de la razón y la vida dentro de la ley; su consideración de igualdad para todas las personas sin importar su lugar de nacimiento, clase social o raza, lo que abrió paso a considerar a la virtud como capital valioso que genera calidad espiritual en los seres humanos.

En apretada síntesis puede afirmarse que todas las corrientes filosóficas en el curso de la historia han contribuido decisivamente en los contenidos profundos de la educación, específicamente en la formación espiritual y material del ser humano para adecuarse a los cambios del tiempo y adquirir con su educación y conducta, máximo bienestar y felicidad.