Oscar Athié

“El trabajo como se entiende hoy, está en profunda transformación, y los retos y oportunidades que surgirán en el futuro, necesitan medidas para que no se ahonde en las desigualdades y se aumente la incertidumbre”. OIT.

No importa a que sector, industria o tipo de trabajo nos dediquemos, es hora de hacer un análisis honesto y profundo de nuestras habilidades, para decidir con responsabilidad y poner en marcha la evolución de nuestras personas, sin duda, en el futuro que ya tenemos a la vuelta, los beneficiados serán aquellos que tengan mayores capacidades de adaptación así como de innovación, desde luego que siempre la experiencia será un factor importante, pero lo será más aún, el aprendizaje continuo.

En un país en el que desafortunadamente la inseguridad se encuentra en sus más altos niveles históricos, y en los que nos encontramos en una desaceleración económica (INEGI), se pudiera pensar que el desempleo no es lo que más preocupa a los mexicanos, sin embargo, si que lo es, ya que la falta de oportunidades laborales mezcladas con la disminución del crecimiento económico, detonan que las personas busquen formas alternas para obtener dinero, entre ellas la violencia, formando con esto un muy desafortunado círculo nada virtuoso.

La preocupación por contar con un empleo, está por encima de las preocupaciones por seguridad y economía. Es obvio que todos necesitamos de un empleo para poder incentivar la economía y poder cubrir las necesidades básicas de nuestra vida.

Preocupación más que justificada cuando el panorama y las perspectivas no se ven favorables considerando entre otros, fenómenos económicos globales, la desafortunada pandemia mundial por la que estamos transcurriendo, el nerviosismo en mantener y atraer nuevas inversiones a nuestro país, y los nuevos como la automatización, la robótica y la movilidad, creando cada vez una mayor competencia por conseguir empleo.

Vivimos en una realidad en donde las políticas públicas así como las privadas, no son suficientes para la generación de empleos, sobre todo de calidad para la mayoría de la población, realidad en la que paradójicamente, hay sectores industriales en los les aqueja la escasez de habilidades y conocimiento humano que respondan a las nuevas tendencias.

Desde luego que oportunidades de empleo van a existir, y podrán aumentar en la medida que la economía sea fortalecida, permitiendo y promoviendo nuevas inversiones, mientras que la otra cara de la moneda, o sea el mercado laboral, de modernidad o del futuro, van a exigir reforzar habilidades y fortalezas con competencias que la automatización, la robótica, etc., difícilmente podrán reemplazar. Está claro que trabajos repetitivos tienden a desaparecer, pero habrá otros tipos que crecerán de forma exponencial, principalmente. Los relacionados con lo que se conoce como Big Data o inteligencia artificial, entre otros.

Tenemos también que hay capacidades humanas que ciertamente son irreemplazables, por ejemplo la empatía, la capacidad de interactuar con otras personas, la capacidad de crear, imaginar, juicio, capacidades físicas, intuición, espontaneidad, emociones, captar sentimientos, etc.

Ciertamente que es una revolución tecnológica en la que la cara y forma de trabajar va a cambiar en forma definitiva y con una velocidad para la que debemos estar preparados.

Por lo que toca a Guerrero, la oportunidad es grande, si bien somos de las entidades federativas que acusan un mayor atraso prácticamente en todos los índices económicos, de salud y de educación, pienso que ahí precisamente es que está la oportunidad. Guerrero reclama desde hace ya muchos años, la llegada de la industrialización. Yo me pregunto como es posible que un estado tan rico en recursos naturales, tenga índices tan altos en pobreza, al contrario de uno de los estado más ricos de México como lo es Nuevo León, tan pobre en recursos naturales, la diferencia está en su industria, en que por mencionar solo un dato, Nuevo León cuenta con Gas Natural desde hace más de cincuenta años, y Guerrero es de los tres estados de la República que no cuenta con él. Esta diferencia simplemente se traduce en muchos miles de puestos de trabajo, los que el turismo, nuestra principal fuente de ingresos definitivamente no nos podrá dar. Debemos ver a nuestra industria sin chimeneas, como una gran fuente desde luego, la que tiene que seguir impulsándose y creciendo, sin embargo, industrializar Guerrero, sin duda que podría ser el parteaguas, el cambio verdadero en el futuro económico que tanto necesita, y con la oportunidad también, de comenzarla con el sentido y perspectiva social necesarias.

Es un verdadero reto, de los retos que más necesitamos enfrentar hoy y para los que se necesita visión, creatividad y principalmente voluntad política, compromiso y saber crear el futuro que necesitamos.

La cara del empleo esta cambiando, nuestra concepción del mismo se debe saber adaptar, las políticas públicas deben contar con una visión de futuro que permitan construirlo. Nos hemos tardado, nos urge.

Les abrazo.

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