Nadie mejor que un joven estudiante de la montaña alta de Guerrero que toma sus clases en línea, una artesana amuzga de Xochistlahuaca que comienza a comercializar sus huipiles, un productor de mango de la Costa Grande que pretende exportar su producto, o un pequeño hotelero de Costa Ventura que quiere hacer la campaña de promoción de su negocio en redes, para describir las grandes limitaciones que la brecha digital ha causado. Son ellos quien podrían contar con toda certeza el gran camino que nos hace falta recorrer en temas de conectividad y los usos que le damos. Que diferente sería esta columna si fuera escrita por ellos.
En la década de 1980 cuando las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC´s) comenzaron a tener un ritmo acelerado de crecimiento, trajeron consigo una nueva variable que comenzó a afectar las brechas de desigualdad, una variable que no fue considerada, pero que rompió todos los paradigmas que hasta ese momento se había construido en torno a las políticas públicas para abatir la pobreza.
Si el proceso de crecimiento de las TIC´s había sido acelerado, la pandemia de COVID-19 llego como balde de agua fría y nos brindó una perspectiva más amplia de las grandes brechas que existen en los niveles socioeconómicos más vulnerables, versus los de mayor ingreso. Esta brecha digital había sido minimizada debido a diferentes factores, pero uno de los más notables es la gran penetración del internet en México, según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH 2020), el 72% de la población de 6 años o más es usuaria de internet, sin embargo, solo el 38% acceden a este servicio a través de una computadora, mientras que el 75.5% de la población cuenta con un teléfono móvil y de ellos el 91% son Smartphone, esto refleja lo dispar en el uso de las bandas de conectividad y en el aprovechamiento que se le da al internet.
Los Gobiernos Federales desde el año 2000 han colocado la agenda digital como elemento central dentro de sus políticas públicas, actualmente el Gobierno Federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador cuenta con un plan muy ambiciosos denominado “Internet para Todos” que busca abatir la brecha digital desde la perspectiva de infraestructura (brecha de acceso), con el fin de lograr que el 100% del territorio nacional cuente con cobertura de internet, lo cual es ambicioso, pero posible. Es aquí donde los Gobiernos Locales tienen que alinear sus estrategias, la llegada del internet solo es un paso en el gran camino para disminuir la brecha digital. Sin embargo, se tiene la brecha de uso, la cual ocurre cuando ya se cuenta con conectividad, pero la población carece de las capacidades necesarias para emplearlas debidamente, esta brecha es mayor todavía a la brecha de acceso, encuestas realizadas arrojan, por ejemplo, que 50% de los usuarios de internet no saben cómo anexar un archivo.
Existen tres Estados del país con tasas de pobreza altas, Chiapas, Guerrero y Oaxaca. Estos estados comparten muchas características que han hecho que su crecimiento sea muy por debajo de la media nacional. Una de esas características es la falta de infraestructura en telecomunicaciones, ocasionando que la brecha digital aumente, con ello las brechas de desigualdad y por ende el rezago social, educativo y económico.
En Guerrero cuyo objetivo es continuar creciendo y contar con una sociedad más integrada es definitivamente necesario atacar la brecha digital, la cual socava la cohesión social y fomenta el desaliento entre jóvenes que quieren estudiar o emprender. No es casualidad que en los municipios con menor acceso a TIC´s existan mayores tasas de violencia.
Para combatir la segregación digital que Guerrero ha sufrido históricamente, hay una serie de medidas que podrían adoptarse. El grado de complejidad es variable, pero definitivamente lo más importante es que exista la voluntad de querer lograrlo. El actor principal de estas acciones es el poder Ejecutivo, a través, por ejemplo, de reformas que faciliten la inversión o simplifiquen los tramites regulatorios, pero el Ejecutivo no está solo en este camino sinuoso que se tiene que recorrer. Tengo la convicción que todos los actores involucrados, en especial la iniciativa privada está dispuesta a acompañar al Gobierno en el recorrido, por su parte la sociedad en su conjunto cada vez es más consciente de la necesidad del uso de las tecnologías para integrarse a una Economía Digital que continúa avanzando y que no espera a nadie. Esta integración tiene que ser multisectorial, es importante contar con crecimiento de infraestructura, pero es más importante un crecimiento de forma ordenada y bien distribuida, esto impactará en una mejora de la calidad de vida de todos.
Cuando se habla de abatimiento de la brecha digital, se deben responder tres cuestionamientos: ¿Cómo tener mayor conectividad? ¿Cómo brindar los equipos para usar esta conectividad? y ¿Cómo brindar capacitación para que la sociedad explote los beneficios que la conectividad conlleva? Es en los dos últimos cuestionamientos es donde las políticas públicas locales deben tener mayor impacto, ya que son las que menor grado de inversión requieren, ejemplo de ello, son los programas de apoyo a estudiantes que no cuentan con los insumos ni las condiciones propicias para acceder a las nuevas tendencias educativas, capacitaciones a las mujeres emprendedoras que a raíz de la pandemia se han multiplicado exponencialmente en especial en negocios locales a través de redes sociales, o cursos para adultos mayores que sufren una segregación generacional ante la falta de conocimiento básico del uso de las tecnologías. Todas estas acciones se deben ir implementado en mayor medida y con ello tengo la certeza que la brecha digital ira disminuyendo gradualmente y de forma natural la brecha de desigualdad también. Por esas y muchas razón Guerrero se necesita conectar para avanzar.