Enfoque Informativo

Al menos 35 civiles murieron este viernes en un ataque con cohetes contra la estación de la ciudad de Kramatorsk, en el este de Ucrania, una zona de la que miles de civiles están huyendo por miedo a una inminente ofensiva rusa.

Este ataque, en el que también resultaron heridas 100 personas, es uno de los más sangrientos en las seis semanas de guerra y se produce en un momento de indignación internacional frente a las atrocidades que comienzan a descubrirse en Ucrania.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, lo calificó como un acto de “maldad sin límites” de parte de Rusia. Pero en Moscú, el ministerio de Defensa negó ser el autor del ataque y denunció una “provocación” de Kiev.

De acuerdo a Oleksander Kamyshin, responsable de la compañía ferroviaria ucraniana Ukrzaliznytsia, se trató de “un ataque deliberado”.

Frente a la estación de Kramatorsk se veían varios automóviles carbonizados y los restos retorcidos de un misil en el que se podía leer, con letras blancas y en ruso, la inscripción “por nuestros niños”.

El lugar quedó sembrado de maletas abandonadas, vidrios rotos, escombros y desolación. El interior de la estación, por la que han sido evacuadas miles de personas desde hace días, estaba cubierto de sangre y extendida hacia la calle, debido al movimiento de los cuerpos.

Kramatorsk es la capital del Donbás que aún está bajo control ucraniano. Horas antes del ataque, en la estación centenares de personas aguardaban en fila para salir de la región en dirección a otras partes más seguras del país.

Rusia niega ataque a estación de tren en Ucrania

Por su parte, el ministerio de Defensa de Rusia afirmó este viernes que no lanzó un ataque contra la estación de tren de Kramatorsk.

“Todas las declaraciones de los representantes del régimen nacionalista de Kiev acerca del supuesto ‘ataque con cohete’ (…) son absolutamente falsas”, dijo el ministerio.

Desde hace días, las fuerzas rusas concentran sus operaciones en este y sur de Ucrania, en un deseo de crear un corredor entre Crimea, ocupada y anexada en 2014 por Moscú y las regiones separatistas prorrusas de Donestk y Lugansk, en el Donbás ucraniano.

Esto obliga a miles de civiles a huir hacia el oeste y el norte, aunque en muchos casos las evacuaciones se ven perturbadas por los bombardeos.

“No es ningún secreto, la batalla por el Donobás será decisiva, lo que ya hemos vivido, todo este horrror, puede multiplicarse”, dijo Sergii Gaidai, gobernador de Lugansk.

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