Delisa Tucker se dirigía a encender una vela a su hijo, un niño de 14 años, en el sitio donde fue asesinado en Chicago, Estado Unidos, unos días antes. La joven mujer caminaba en la calle 200 del West 110th Place cuando quedó en medio de una balacera y murió debido a un tiro en el pecho este jueves.

Sin embargo, la violencia no era un ente ajeno a su vida, pues además de la muerte del menor, también sobrepasó el asesinato de su hermano hace dos años y su hija, de entonces 6 años, quien estuvo al borde de la muerte por las mismas causas, de acuerdo con Chicago Suntimes.

“Es triste que toda esta familia, básicamente, sea asesinada con el tiempo”, dijo el pastor Donovan Price, quien lamentó el hecho y recordó que consoló a Tucker apenas el domingo por su hijo. “Estoy devastado”.

El 21 de noviembre su hijo recibió varios disparos mientras estaba de pie en la misma banqueta. El estudiante de octavo grado estaba fuera de una casa que había sido atacada más temprano ese mismo día, según el jefe de detectives de la policía, Brendan Deenihan, quien no confirmó si el propio niño era un objetivo.

“Kevin era un chico tranquilo. Estaba empezando a salir de su caparazón”, aseguró al medio local una amiga de Tucker.

Esta misma persona ha ayudado a recaudar fondos para el funeral de la familia a través del sitio Gofoundme.

Roseland es uno de los barrios más peligrosos de Chicago, a pesar de los esfuerzos del ayuntamiento durante el último año para frenar la violencia allí y en otras 14 comunidades que han luchado durante mucho tiempo con armas y pandillas.

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