La Marcha 13N tuvo muchos riesgos, lo primero fueron las acciones para boicotearla y/o demeritarla, que principalmente vinieron de diversas autoridades de la CDMX. Anunciaron una Contingencia Ambiental convenientemente para ese domingo.

Salieron las patrullas ecológicas para detener a los autos que les estaba prohibido circular. Se informó que no se podría llegar al Zócalo, debido a la final (previamente establecida) de un torneo de béisbol. El servicio de transporte estuvo “extrañamente lento”. Encendieron las fuentes del monumento a la Revolución para ahuyentar y/o mojar a los marchistas al final de La Marcha. En plena marcha, “abrieron” un carril para circulación vehicular en sentido contrario a los caminantes. Cortaron el audio a la mitad del discurso de José Woldenberg. Claudia Sheinbaum, estando fuera de la ciudad, comentó que sabía que habían marchado “algunos miles”. Martí Batres informó, saldo blanco con entre 10 y 12 mil asistentes, posteriormente el Presidente los corregiría, afirmando que habían marchado 50 o 60 mil.

Luego de que el Presidente dijera: “Y para que se sepa”, que La Marcha era en contra de su gobierno, por la política que está llevando a cabo en favor del pueblo, calificando a los que iban a asistir, de clasistas, racistas, hipócritas y otros epítetos, “invitándolos” a que llegaran hasta el Zócalo, para lo que tendrían todas las facilidades, incluyendo el adelantar para el sábado la final del torneo de béisbol, resultando que el domingo, la plancha del Zócalo se encontraba totalmente con vallas.

Durante la propia marcha no faltaron grupos de provocadores a quienes se les ignoró, lo más denigrante y penoso fue la asistencia y las groseras como pueriles provocaciones de la diputada trans María Clemente García, de morena.

El mayor riesgo era que estas acciones de intimidación, hubieran podido desanimar a la gente que quería asistir, porque en definitiva que la asistencia significaba, tal y como fue, un punto de inflexión, para convertirse en el inicio de algo importante para México, el inicio para derrotar a la nefasta y tradicional apatía que ha caracterizado a las clases medias, y decidirse a participar por un objetivo común, en cuanto a defender nuestra democracia, en el bastión que para ello significa el INE.

Lo cierto es que por donde se le quiera ver, fue un total éxito. Espectacular diría yo, ciudadana, pacífica, limpia, ordenada, con alegría, sin insultos, marchando gente de todos los estratos socioeconómicos y culturales. ¿Cuántos marcharon? No lo sé a ciencia cierta. Sin embargo, hubo estimaciones de gente que si sabe contar, incluso con mediciones satelitales, quienes afirman que marcharon más de 800,00 o sea, 6.4 veces la capacidad del Zócalo. Es más, digamos que se exagera con este número y vayamos al 50% el Zócalo no solamente se hubiera colmado, hubiera sido ampliamente rebasado. Claro, eso sin contar, con el muy buen número de personas que salieron a marchar en por lo menos 80 ciudades del interior de la República, y varias otras en el extranjero. Al final ya el número pudiera resultar irrelevante, basta con decir que fueron muchísimas personas, incluso, muchos simpatizantes de morena ya decepcionados, y seguramente más de los que esperaban los propios organizadores de La Marcha, y muchos más de los que el propio gobierno calculaba y hubiera querido. Aquí la pregunta de ¿Por qué es importante salir a las calles?, cobra alta relevancia, y le agregaría otra: ¿Por qué al gobierno debería preocuparle? Creo que el gobierno y sus consejeros, se equivocaron al minimizar el reclamo ciudadano para defender al INE, y se equivocaron también en la creencia de tener el monopolio de las calles. Calcularon mal en cuanto a que las clases medias permanecerían “dormidas”, y que también forman parte del pueblo, y que como bien dice uno de los dichos preferidos del Presidente: El pueblo pone, y el pueblo quita.

Pero en lugar de aprovechar las circunstancias para la reflexión de los muchos mensajes que La Marcha dio, entre ellos que de las 7 alcaldías que aún conservan en la CDMX, todas o la mayoría, hoy las tienen perdidas, lo que no deja de ser un espejo del propio país, y lo que seguramente más les preocupa, saben que en el ´24 pueden perder, motivo desde mi percepción, por el que ahora el Presidente ha anunciado su propia marcha en apoyo al Presidente. O sea, una marcha de apoyo para sí mismo. Sin duda que veremos una muestra enorme de su popularidad, aunque lo mejor sería, un informe sencillo de grandes resultados para México, en materia económica, de salud, de educación, de desarrollo, etc.

De inmediato, los 22 gobernadores de morena, se dispusieron a la implícita orden de apoyo, y han salido muchos de sus altos dirigentes, a comprometer las cuotas que les corresponden tanto a ellos mismos, como a los líderes locales según su jerarquía, con descaradas solicitudes incluso públicas, de ¿y tú cuantos vas a llevar?, o de otro dirigente que en pleno mítin con alcaldes y alcaldesas, aconsejarles cínicamente, “que agarren tantito de los ahorros” para facilitar el traslado de las compañeras y compañeros, en el más claro ejemplo de lo que se llama “acarreo”, en esa nefasta como añeja costumbre priista.

Veremos sin duda, las grandes filas de autobuses rentados, desde muchos puntos del país, encontraremos la basura de los envoltorios de las tortas, lonchibones, boings, frutsys y demás, las “ayudas económicas” por asistir, esas si no las veremos porque ya sabemos que son en ca$h y que no dejan rastro.

Otro mensaje fue el de la asistencia de muchos jóvenes, de otros muchos que jamás habían marchado, de mujeres amas de casa que nunca habían salido a expresarse a las calles, de otros muchos que, si bien habían marchado antes, habían dejado de hacerlo.

Al final La marcha logró su objetivo, al reconocer el propio Presidente y los dirigentes de morena, que no contarán con los votos para que la Reforma al INE suceda, una Reforma que desde su inicio y a pesar del ruido de oficialismo, había nacido muerta. El motivo de esta marcha es el de celebrar el 4to año del gobierno de la cuarta transformación y cerrará con “otro” informe del Presidente. Pienso que no hay mucho que celebrar en este sentido, y que si bien esta marcha, sin duda será un éxito de asistencia, esta desnudará el fracaso de una transformación del país que se sumará al rechazo de las Reformas de las Leyes de la Industria Eléctrica, de la Guardia Nacional y de la Reforma Electoral. ¿Habrá música? Tal vez, pero esto que sucede en México, no significan ningunos “momentos estelares” y desde luego que no pueden ser motivo de alegría para ningún mexicano.

Les abrazo.