Enfoque Informativo

Cuando se habla de ola de calor, el aire acondicionado suele ser el mejor aliado. Teniendo siempre presente, eso sí, que un grado arriba o abajo supone un gasto de un 8% más o menos de energía y que la recomendación está entre los 24 y los 26 grados.

Pero no todo el mundo dispone de aire acondicionado ni puede pagar la elevada factura de encenderlo en el caso de que esté instalado en la vivienda. Para combatir el calor al margen de este sistema existen trucos y consejos –algunos que ya utilizaban las abuelas y los abuelos de todos– que se pueden aplicar para intentar refrescar el ambiente dentro de casa.

Una sencilla recomendación, que además aporta un plus de limpieza, es la de fregar el suelo con agua fría. En Público directamente lo definen como “el típico truco de nuestras abuelas que siempre funciona”. Cuando el agua se evapora, refresca un poco el ambiente. Si a esa operación se le añade el ventilador en funcionamiento, se ayuda a que ese ‘frescor’ momentáneo circule mejor y se distribuya por toda la estancia. Conviene recordar que el ventilador consume menos que el aire acondicionado y que los ventiladores de techo son una buena opción en verano.

Otra idea refrescante que apuntan en el mencionado artículo y en otros con la misma temática es la de rodearse de plantas. Se trata de una forma natural de regular la temperatura. Es económica y también decorativa.

Un consejo que se da habitualmente es evitar usar según qué electrodomésticos y aparatos electrónicos en las hora de más calor. La lavadora, por ejemplo, mejor por la noche o a primera hora. Cocinar con el horno en plena ola de calor no parece una buena idea. Y el ordenador también genera calor añadido. No hay más que tocar la CPU de uno después de un buen rato funcionando para darse cuenta de cómo contribuye a aumentar la temperatura. La necesidad de colorar los portátiles en una plataforma que deje circular el aire debajo para que no se recaliente en exceso es otra buena pista en ese sentido.

Otras prácticas cotidianas y que aumentan la temperatura señaladas por Bankinter son la plancha y cocinar. Para la segunda, en caso de recetas que incluyan ebullición o freír, siempre ayuda tapar la cacerola, olla o sartén para evitar que el vapor caliente se extienda por toda la casa. Usar la campana extractora y cerrar la puerta de la cocina también funciona a la hora de contener ese extra de calor.

Pero no solo de cerrar la puerta de la cocina se trata. Como recuerdan en Consumer, cerrar ventanas y bajar persianas y toldos es el clásico consejo de las abuelas cada verano. Funciona, está comprobado, y es gratis. Solo se aconseja abrir un poco para ventilar (a primera y última hora del día, mejor) y en el caso de que exista la posibilidad de crear corrientes y bajar la temperatura interior de esta manera. A veces, cuando el calor es extremo en el exterior, esas corriente más que refrescar empeorarán la situación. Es algo a tener en cuenta.

Hay otros trucos que implican agua y/o hielo. Por ejemplo, en Bankinter mencionan colocar un cuenco con agua y cubitos de hielo delante del ventilador. También usar las típicas bolsas de agua caliente pero a la inversa, con agua muy fría, colocándolas sobre las sábanas antes de irse a dormir. Hay quien incluso las mete en el congelador unos minutos y luego, a la cama.

Otra opción en esta misma línea es la que apuntan desde Idealista, que sugieren sumergir la parte baja de las cortinas en cubos con agua fría y hielo para que esa humedad sea distribuida por las habitaciones usando el aire que entre por la ventana.

Y, para acabar, un recordatorio que lanzan desde Bankinter. Si aún se tienen bombillas incandescentes en alguna lámpara, es hora de cambiarlas. No solo consumen mucho más, sino que, además, generan mucho más calor.

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