La agenda mañanera del sr, presidente se encuentra retenida por ironías, estupideces, la informalidad y  falta de respuestas. La comparación entre una administración rebasada por de vaguedades e insolencias y una población con enormes  carencias revela, el desbarajuste con la que la 4T inventa asuntos sin importancia y provoca con descalificaciones e insultos  que la sociedad se encuentre en permanente polarización y llegue a confundirse de los problemas reales de nuestro país, pero la obstinada verdad  aparece ante la ocasión y hace que esas dificultades  sean mayores y cada vez más peligrosas. Diariamente tenemos que soportar los horrores que suceden en todo México por algún hecho de violencia: un crimen, un asesinato múltiple, una desaparición, un tiroteo entre criminales.

Cada semana asesinan  a un periodista, a un político, a un defensor de los derechos humanos, a un agente policiaco, un soldado, o a cualquier miembro de la sociedad civil. Ahora ya conocemos sobre familias completas que fueron masacradas, de poblaciones en Michoacán o Tamaulipas totalmente abandonadas por el miedo a los carteles criminales, de terribles emboscadas a militares, marinos y policías.  Los cárteles criminales que tienen una logística digna de un cuerpo de seguridad, andan bien armados y entrenados, y se manejan a su gusto por todo el país, ante la incapacidad, complicidad o el miedo del ejército y  autoridades policiacas, que coludidas o miedosas prefieren hacerse a un lado.

El aumento de belicosidad en las acometidas del discurso presidencial contra de los medios de comunicación y periodistas, las organizaciones de la sociedad civil, y ahora países amigos, rebelan a un presidente agobiado y a la defensiva. El discurso agresivo y peligroso con el que el presidente trata de ocultarse de los escándalos de corrupción y conflicto de intereses que envuelven a su familia, dan cuenta de un temperamento que está al borde de una crisis  nerviosa más que de una destreza para marcar la agenda. En las últimas semanas, de hecho, ha perdido el control de su agenda pública mañanera, y ha caído en incontinencias verbales, que no corresponden a su investidura.

Los problemas crecen, pero también aumentan con el trabajo cotidiano con el que se trata de volver impenetrable a la 4T. Pero lamentablemente para su gobierno, lejos de consolidar la ruta a sus reformas constitucionales aún pendientes y que resultan indispensables para asegurar su proyecto, como la energética, la electoral y de la Guardia Nacional, solamente agrandan la brecha para lograrlas. En su cuarto año de gobierno, López Obrador muestra ya síntomas de ansiedad sobre el tiempo que le queda para cumplir las promesas, dar resultados, terminar sus obras y dejar amarrada la continuidad de la 4T.

En las últimas semanas, el Presidente no ha podido de controlar la agenda pública como la había marcado a lo largo de su gobierno por medio de sus predicas mañaneras. Otros temas que son adversos para él y su gobierno han dominado en la prensa y los medios. Es evidente que al Presidente ni le agrada  perder el control de los temas públicos ni que los asuntos que se publican le afecten tanto. Ante esto, y con su característico estilo, se ha  radicalizado. No es propio de un jefe de Estado, en un país democrático, injuriar a nadie; menos aún a quienes, en ejercicio del derecho constitucional de la libertad de expresión, expresan críticas a los resultados de un gobierno.

Desde esta perspectiva, resulta más que preocupante que en la administración más militarizada, con mayor número de asesinatos de periodistas y con más violencia del crimen organizado en la historia del país, el Presidente destine tiempo y recursos a lanzar improperios a quienes expresan su desacuerdo con su visión del poder y del país.

Solamente hay una forma en que una democracia pueda desarrollarse y persistir a través del tiempo, y es a través del diálogo, la aptitud para procesar los conflictos de una forma razonada y razonable, y de acuerdo en un gran respeto por las diferencias y por la libertad de expresión. El presidente está extraviado e iracundo, y cuando esto pasa,  pierde el control, pero no el poder, y al país le va mal. Y de una cosa estoy seguro, las críticas no pararán ni las investigaciones periodísticas se detendrán, pero tampoco la actitud belicosa y aguerrida del jefe del ejecutivo, este deberá actuar  con mayor tolerancia, inteligencia, eficiencia, transparencia y resultados.

El gobierno de la 4T admitió hace unos días que hay infiltrados del crimen organizado entre los normalistas de Ayotzinapa, que lanzaron un tráiler sin chofer contra la Guardia Nacional y los policías antimotines que les impedían tomar la caseta de Palo Alto, en Guerrero, para extorsionar a los usuarios de la Autopista del Sol. Al gobierno obradorista se le reviro  la tan criticada “Verdad histórica” que tratan de cambiar por una “versión muy a la 4T”, sobre los hechos trágicos de Iguala en el 2014.

La verdad histórica de la extinta PGR,  señalaba que los normalistas desaparecidos fueron confundidos con integrantes de Los Rojos. Y ahora la senecta Fiscalía y la inútil CNDH le andan buscando “bubis a las lagartijas”, queriendo relatar su propia versión. Ya lo dijo el presidente, la normal de Ayotzinapa es un nido de delincuentes, apoyados por el crimen organizado y hay que ponerles un alto.

La agenda  pública del país es hoy en día muy importante para el desarrollo de la vida de los mexicanos, por el alcance de los temas que se discuten, la reforma energética y los derechos fundamentales de los mexicanos. Hay coincidencia en los medios de comunicación entorno a que, la engañosa pausa de relaciones con España, fue usada como cortina de humo para desviar la atención sobre los graves problemas que arrastra la administración federal, y  para dejar de lado un asunto que impacta la vida de los ciudadanos de Estados Unidos y los de México.

A ver si nos olvidamos de la Casa Gris, de la falta de crecimiento económico, la inflación, los muertos cotidianos, el desabasto de las medicinas o la tragedia sanitaria que nos ha dejado la covid-19. Más que estar enojado contra España, el presidente mexicano lo está contra EEUU, ya que el gobierno mexicano tuvo que dar marcha atrás en su reforma, ante la posición de nuestro vecino del norte a favor del medio ambiente.

El gobierno de Biden dejo en claro, en diferentes tonos y formas, que la contrarreforma energética propuesta por el gobierno mexicano va en contra del medio ambiente, de los compromisos para mejorarlo, así como que atenta contra los intereses legítimos de empresas de Estados Unidos en el marco del T-MEC.

La respuesta de nuestro país a través de la SER, “fue decir que se creará un grupo de trabajo para promover energías limpias que, en los hechos, deja claro que el gobierno de México, por lo menos, está dispuesto a ceder en la reforma eléctrica que, a todas luces, va en contra del medio ambiente”. Ese fue el verdadero coraje de nuestro presi, y no lo que expreso contra la madre patria. “Como a los gringos les tiene miedo, se desquito con los gachupines”.

ES CUANTO

ADENDDUM: la violencia de los pseudo estudiantes de Ayotzinapa va escalando a niveles peligrosos, como el gobierno les cerro su principal fuente de ingresos con la toma casetas en la autopista del sol, incrementan su agresiones contra terceros y el gobierno estatal no hace nada, tal parece que los normalistas son intocables para el gobierno.