Por: Fernando Hinterholzer

El año 2022 será crítico en materia de salud, política, economía, social y de seguridad en México. Las diversas crisis que atraviesa el país afectaran al gobierno, a las empresas, y a la población en general de manera directa e implacable. Principalmente la inseguridad, la falta de garantías jurídicas y las omisiones gubernamentales para defender a la ciudadanía suben tono, conforme avanza la administración de la 4T, sigue siendo un foco rojo, cerramos el año 2021 sin que se resuelva, ayude y repare integralmente a las miles de víctimas de la violencia en México. Pero falta lo peor: los asesinatos, las desapariciones, los feminicidios, los pueblos enteros desplazados y las sistemáticas violaciones a los derechos humanos siguen sucediendo y tal parece que nada cambiara en 2022. Pero hay algo que ocupa y preocupa primordialmente a la sociedad, y es la desaparición de menores, que es un  fenómeno en aumento que debiera  convertirse en prioridad en la agenda pública del gobierno obradorista. En la actualidad, las preocupaciones gubernamentales están encaminadas a las cuestiones electorales, a la revocación de mandato y las obras prioritarios del presidente. Sin embargo, hoy México atraviesa por terribles dramas humanos que ni le preocupan ni le ocupan al gobierno de la república. Cada día desaparecen cientos de mexicanos en el país, muchos de ellos son niños. La esclavitud sexual infantil de niños y niñas pequeños incluyendo también a los adolescentes es el negocio de las mafias que trafican con seres humanos.

La sociedad civil en su conjunto lucha  contra “la moderna esclavitud” que representa la Trata de Personas, en donde tres de cada diez víctimas de trata son niños. Atrás de esto, están los carteles del crimen organizado trasnacional, esto es un problema global, pero lamentablemente México es el primer país a nivel mundial, como proveedor de menores para trata sexual hacia Estados Unidos, país que es el mercado mundial número uno. De acuerdo a los Observatorios contra la violencia, se estima que más del 50% de la pornografía infantil global, proviene de México. Se calcula que más de 20 mil niños son secuestrados anualmente en México para explotación sexual infantil.  De ahí que el turismo sexual infantil haya crecido exponencialmente en México, en Acapulco, Puerto Vallarta, Cancùn se consiguen niños y niñas para satisfacer los perversos instintos de extranjeros degenerados que pagan grande cantidades de dólares, por tener relaciones con las pequeñas e indefensas víctimas. La Organización Internacional de Migraciones estima en 600 millones de personas al turismo sexual a nivel mundial, pero el 3% de quienes lo practican, lo hace con niños y niñas menores de 12 años. Esta horrenda actividad tiene su origen en la oportunidad de negocios que existe y en la impunidad en la que se mueven los traficantes de personas, que deriva del poco interés del gobierno en combatir frontalmente  la  desaparición de personas. 

Asombra a propios y extraños, la falta de sensibilidad humana que desde siempre ha manifestado el gobierno mexicano respecto a las violaciones de los derechos humanos básicos, pero nunca llegó a suceder con tanta intensidad como actualmente. Es inaceptable que por razones de austeridad, se deje de combatir a los grandes problemas sociales de nuestro país, como sucede hoy en el ámbito de la salud y la seguridad  para los cuales evidentemente este gobierno no tiene ni una estrategia clara ni voluntad política. Es prioritario impulsar iniciativas para atacar estos graves delitos  que emergerán, de las instituciones de la sociedad civil  organizada quienes están representan verdaderamente a las minorías afectadas por  la violencia sexual y el tráfico de personas. 

Los expertos sugieren que para solucionar este gravísimo problema y lograr la reducción de los crímenes que se cometen contra mujeres y  niñas, las acciones deben realizarse en dos vertientes: por una parte brindar a la sociedad más educación, con valores éticos y un sentido de respeto hacia ellas, y por el otro redimensionar el sistema jurídico y penal para subsanar las enormes carencias que presenta y que, junto con la corrupción de las autoridades encargadas de impartir justicia, permiten la impunidad que prevalece hacia las mafias de traficantes de personas. 

El señor presidente está enfermo, al igual que su 4T y si todos los indicadores y estadísticas económicas, de seguridad pública, de carencia de medicinas, de inflación y los precios de las combustibles, tienen niveles alarmantes, pues no se necesita mucha imaginación para prever lo que nos depara el futuro. El 2022 este será peor que el anterior y el próximo llevará esa misma tendencia hasta el 24. Que nos agarren confesados, pero no por “el padre Maciel”.   ES CUANTO ADENDDUM: ante la pandemia de Covid19 y luego de dos años, para  el presidente López Obrador la prioridad nunca ha sido la salud de los mexicanos sino la política, la prioridad nunca ha sido la gente sino él mismo. Y ahora utiliza su segundo contagio como efecto propagandístico para subestimar nuevamente la situación en el país, los contagios diarios ya rebasaron los records anteriores, y las hospitalizaciones atiborran los centros de salud. No le importa contagiar y proyectar descuido a los ciudadanos. La gran estulticia oficial.

  

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