Los mecanismos de participación ciudadana son herramientas que robustecen la democracia, lo cual conlleva un cambio de paradigma, transitar de una democracia representativa a una participativa; a partir de la intervención de la población en las decisiones públicas. Entre estos mecanismos se encuentra la revocación de mandato, que se define como el medio por el cual la ciudadanía puede solicitar la conclusión anticipada de un encargo público de elección popular. En esencia, es destituir de sus funciones a una persona que fue electa antes de que culmine el periodo para el que fue designada.

La revocación tiene su origen en la inconformidad del pueblo con su gobernante, la Ley Federal de Revocación de mandato, señala como motivo principal la pérdida de confianza, término ambiguo; que no da certeza de las razones específicas de dicha insatisfacción, así, las causas podrían ser diversas.

En México, el inicio del proceso de revocación de mandato en contra del titular de la presidencia de la República está supeditado a que el 3% de la lista nominal de electores lo soliciten durante los tres meses posteriores a la conclusión del tercer año del periodo de mandato, la cual debe estar debidamente motivada. Este año, el INE determinó satisfecho ese requisito, por tanto, expidió la convocatoria respectiva. Conocemos la pregunta que se someterá a consulta el próximo 10 de abril: ¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo? Esta pregunta tendrá dos opciones para marcar por el elector: “Que se le revoque el mandato por pérdida de confianza” o “Que siga en la Presidencia de la República”.

Ahora, ¿Quiénes son las autoridades encargadas de la revocación de mandato? La Ley citada anteriormente señala que el Instituto Nacional Electoral es el encargado de la organización, desarrollo, promoción, cómputo total de los votos y la declaratoria de resultados, mientras que el Tribunal Electoral determinará la vinculación del resultado siempre y cuando participen al menos el 40% de las personas inscritas en la lista nominal y, en su caso, notificará al titular de la Presidencia de la República, al Congreso de la Unión, a la Suprema Corte y al INE para los efectos constitucionales correspondientes.

Hoy, el tema que causa mayor confusión es; ¿a quién le compete la difusión de este ejercicio? La ley es clara, esta tarea es encomienda exclusiva del INE, por su parte, queda prohibida todo tipo de propaganda gubernamental de cualquier orden de gobierno. No se pierde de vista que, por determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los partidos políticos se encuentran imposibilitados de difundir o promover este ejercicio. Sin embargo, a raíz de que el propio titular del ejecutivo federal, así como varios servidores públicos se manifestaron, sobre todo en internet y redes sociales, a favor de que continúe el presidente, se presentaron diversas denuncias que la autoridad electoral estimo fundadas y ordenó el retiro de esas publicaciones. En respuesta a ello, recientemente fue aprobada una reforma en la materia que redefinió el concepto de propaganda gubernamental, pretendiendo que los servidores públicos puedan manifestarse de manera pública en pro o en contra de la revocación, siempre que no se usen recursos públicos.

Desde mi opinión, la figura de revocación de mandato es gran valor para nuestra democracia, por tanto, debe ser cuidada y apreciada desde la óptica correcta. No debemos contribuir a su debilitamiento, por tanto, se debe luchar para preservar su esencia: permitir a la ciudadanía evalúe la posibilidad de conclusión anticipada del encargo de las y los servidores públicos electos que hayan perdido la confianza ciudadana, así, después de cumplir con los requisitos de ley, echar a andar la maquinaria electoral y realizar este ejercicio democrático. Dicho de otro modo, el proceso de revocación de mandato tiene que ir acompañado de la pérdida de confianza, sin esto, simplemente, carece de sentido.