Enfoque Informativo

El movimiento de un sismo depende de las placas en que se encuentre ubicada la región en donde se produce

Pese a que la mayoría de sismos que afectan a la Ciudad de México proviene de epicentros como Oaxaca y Guerrero, el movimiento telúrico de esta mañana se originó en el estado de Veracruz, al oriente de nuestro país, una región en la que se tiene la creencia que “no tiembla” pero, al contrario de lo que podríamos pensar, esta costa es la tercera zona de mayor sismicidad de la República Mexicana aunque, en su mayoría, se producen seísmos de muy baja intensidad.

Pero no todos los sismos son iguales o se producen del mismo modo. Tras la aprobación de la Teoría Continental, en 1912, comprendimos un movimiento telúrico es desatado por fracturas en la corteza de la Tierra, también denominadas como “fallas”. Derivado de estas fallas se generan “sacudidas” a nuestra superficie de diversa índole. En el caso de los temblores que tienen lugar en las costas del Pacífico, a donde pertenece el puerto de Veracruz, ocurren una subducción.

La subducción, de acuerdo a la Red Sísmica de Veracruz, se produce a consecuencia del movimiento de las placas tectónicas que forman parte de la extensión de la corteza oceánica. En esta zona se encuentran la placa de Rivera; al sur de la península de Baja California, y la placa de Cocos; sumergida debajo de este estado y de otros como Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Al generarse un sismo, estas dos placen “subducen” a la corteza continental, donde se encuentra la placa Norteamericana, “principal generador de los sismos” y ubicación en la que se encuentra en mayor parte nuestro territorio.

Si bien, hay subducciones que producen sismos de alta intensidad, como ocurre en Japón, hay otras subducciones que no rebasan un movimiento moderado. Esto se debe a que la corteza terrestre tiene distintos espesores, que varían entre los 30 km a 50 km. Esta diferencia es la que, precisamente, difiere en la magnitud de ondas sísmicas dependiendo del lugar en donde se originen.

Pero la intensidad de un sismo ya no sólo depende del grosor de la corteza terrestre a la que pertenezca la placa donde se produce un sismo, la corteza define únicamente el medio de propagación de las ondas sísmicas, mientras que las características geológicas de la zona que determinarán la forma en que actúan y como se amplían. Las características geológicas son entendidas como las formaciones que distinguen una zona de otra. En el caso de nuestro país cuenta con cualidades como altiplanicies, rodeadas por dos principales cordilleras: la Sierra Madre Oriental y Sierra Madre Occidental.

Otro punto importante a destacar es que, cuando se produce un sismo, es conocer los atributos con los que cuenta el espacio donde se generó. Durante un seísmo, ese espacio sufre una ruptura, desde el interior del planeta. La profundidad de este rompimiento será lo que determinará la magnitud del siniestro: “entre más grande sea el tamaño del área de ruptura, mayor será la cantidad de energía liberada y, en consecuencia, la magnitud del sismo será mayor]”, explica la  institución encargada del estudio geológico de Veracruz.

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