Enfoque informativo

  • Enojarse se da de forma inmediata y anula la parte más lógica y congruente del cerebro para incrementar la actividad cardiovascular y respiratoria, dicen expertos

El enojo es una reacción del sistema nervioso central del cuerpo del ser humano. Aunque, sea algo de la vida cotidiana, el cuerpo tiene preparado un mecanismo para reaccionar y procurar calmar ese sentimiento. El problema llega cuando no se tiene un control adecuado de la ira y eso puede afectar la salud.

La realidad es que en el organismo, y en particular en el cerebro, están teniendo lugar importantes reacciones automáticas al enojo.

Lo que sucede en el cerebro cuando te enojas

El enfado es una reacción emocional que surge cuando las personas se sienten molestas o amenazadas por algo. Esto, lleva a una reaccionar para protegerse y defenderse, para evadir algún tipo de molestia o para obtener un beneficio.

En este sentido, es una emoción necesaria y beneficiosa, ya que nos vuelve competitivos y nos permite poner límites. Pero, como todo sentimiento, debe tener un control para evitar problemas en la salud.

Durante el enojo, el cerebro libera:

  • Mayores cantidades de noradrenalina: una hormona que aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que lleva a una mayor activación física y emocional.
  • Dopamina: un neuroquímico considerado como la causante de sensaciones placenteras y relajación. Se encuentra distribuida en diferentes partes del cerebro, en cada zona desempeña un papel diferente, por ejemplo, nos impulsa a ser competitivos y a crear un mecanismo de defensa ante un peligro.
  • Glutamato: es el neurotransmisor estimulante más abundante en el cerebro, implicado en la regulación de sistemas motores, sensitivos y cognitivos.

Por el contrario, durante un episodio de enfado se registran disminuciones en los niveles de serotonina y vasopresina.

Cada una de las emociones presenta un perfil de activación cerebral diferenciado, y en el caso del enfado este está protagonizado por la amígdala. La amígdala se activa ante estímulos amenazantes para garantizar la supervivencia, y lo hace tomando el control de la conducta.

Así, “apaga” o desactiva áreas cerebrales como el córtex prefrontal, relacionado con el pensamiento lógico, el razonamiento y el control de impulsos. En consecuencia, nuestra parte racional queda inhibida y nos vemos secuestrados por esa reacción emocional inmediata.

Además, otro de los cambios que ocurre en tu cerebro cuando te enfadas es una mayor activación o alteración del hemisferio izquierdo. Según el modelo de dirección motivacional, la región frontal izquierda se asocia con emociones que provocan el acercamiento; así, al enfadarnos, mostramos una tendencia a aproximarnos a lo que causa nuestra ira para eliminarlo.

¿Cuáles son las consecuencias?

Todo lo anterior se traduce en cambios cognitivos, emocionales y de conducta que son característicos de los episodios de enojo.

  • Nos preparamos para luchar o huir.
  • Se incrementan los procesos memorísticos.
  • Atendemos con mayor detalle y es más difícil que nos engañen.
  • Queremos tener razón y nos resulta prácticamente imposible calmarnos durante el episodio de ira.
  • Somos incapaces de analizar la situación objetiva y calmadamente y de reflexionar al respecto.