Enfoque informativo

Más de 100 millones las personas que se encuentran en situación de desplazadas forzadas por el conflicto armado, la violencia, los ataques contra los derechos humanos o la persecución de cualquier tipo; una cifra asombrosa” en palabras del jefe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, que debe suponer una “llamada a la acción” inmediata.

La guerra en Ucrania terminó por impulsar una figura “tan alarmante como aleccionadora a partes iguales” y un “récord que jamás se debería haber batido”, según Grandi.

De acuerdo al alto comisionado, estos cien millones de desplazados deben ser “una llamada a la acción para resolver y evitar estos destructivos conflictos, terminar con la persecución y abordar las causas subyacentes que obligan a la gente inocente a huir de sus hogares”.

Según nuevos datos de ACNUR la cantidad de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo aumentó a 90 millones a finales de 2021, impulsada por nuevas oleadas de violencia o conflictos prolongados en países como Etiopía, Burkina Faso, Birmania, Nigeria, Afganistán y República Democrática del Congo.

A ello fue necesario añadir después el efecto de la guerra en guerra en Ucrania, que comenzó en febrero y ha desplazado a ocho millones dentro del país, a los que hay que añadir más de seis millones de movimientos de refugiados que han abandonado el país. En total, recuerda ACNUR, esta cifra de desplazados equivale al decimocuarto país más poblado del mundo.

Los datos incluyen, puntualiza la agencia de la ONU, a refugiados y solicitantes de asilo, así como a los 53.2 millones de personas desplazadas dentro de sus fronteras por el conflicto, según un informe reciente del Centro de Supervisión de Desplazamiento Interno (IDMC).

“La respuesta internacional a las personas que huyen de la guerra en Ucrania ha sido abrumadoramente positiva”, agregó Grandi, quien asegura que “la compasión sigue viva”.

“Necesitamos una movilización similar para todas las crisis del mundo pero, en último término, la ayuda humanitaria es un paliativo, no una cura”, añadió.

“Para revertir esta tendencia”, Grandi considera que “la única respuesta es la paz y la estabilidad, para que las personas inocentes no se vean obligadas a apuesta entre el peligro grave en casa o la huida precaria y el exilio”.

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