A pesar de pueriles pretextos, desde que había la final de un torneo de béisbol en el Zócalo, de una conveniente contingencia ambiental en CDMX para este domingo, y de la “instalación” de una gran carpa y de diversos módulos en el monumento a la Revolución, donde estaba programado desde su inicio el final del recorrido de La Marcha, esta se llevó a cabo y cumplió bien su cometido.

Igualmente se marchó en otras 45 ciudades del interior de la República simultáneamente, y mi ciudad, Acapulco, desde luego que no fue la excepción. A pesar de que fuimos un poco más de mil personas, por la premura a su convocatoria, apenas el viernes por la noche, me sentí contento de ver a gente de todo tipo del espectro socio económico marchando juntos. Incluso turistas que están vacacionando, salieron algunos de sus hoteles a unirse a la marcha. Felicito a todos lo que salieron a marchar y a expresarse en defensa del INE en todo el país.

Pero la grande, se realizó en CDMX. Con cálculos objetivos, se calcula una asistencia de alrededor de 650,000 mexicanos que inundaron la Avenida Reforma desde el Angel de la Independencia, hasta el monumento a la Revolución.

Desde luego que no faltó quienes buscaron afanosamente demeritar La Marcha en muchos sentidos, algunos de los más insistentes, fue en cuanto a su número. M. Batres tuvo la ocurrencia de decir que, según su monitoreo desde el centro de control de la CDMX, fueron apenas unas 12,000 personas. Ante la evidencia del área ocupada por el cotingente de La Marcha, debo decirle que al igual de muchas cosas que no funcionan en la CDMX, este centro de control, igual que al Metro le urge mantenimiento.

Lo cierto es que el zócalo con capacidad para 160,000 personas, se hubiera llenado hasta 4 veces, o 6.5 estadios Azteca. ¿Fueron pocos? ¿fueron muchos?, en realidad no importa, fueron quienes quisieron ir, y desde mi punto de vista el número es bien representativo.

Por otra parte, entre los motivos para desanimar, estuvo una fuerte campaña de desinformación, respecto de que La Marcha, era contra México, que era para defender los altos sueldos de los consejeros, que era convocada por ricos empresarios, políticos y activistas. En redes sociales, las granjas de simpatizantes del actual régimen, no pararon en toda la semana, de buscar con esto ensuciar los reales motivos y objeto de La Marcha.

Se nos dijo de todo, empezando por el propio Presidente que le llamó a quienes fuéramos a marchar, y “para que se supiera”: clasistas, racistas, rateros, hipócritas y demás, lo que incitó a sus seguidores a continuar con estos epítetos y desde luego pasando a los insultos. También dijo que no se dejaran engañar, porque no se tenía la idea de desaparecer al INE.

Pero como creer en esto cuando apenas el 29 de abril del año pasado, expresó públicamente (portada de la revista FORBES): “AMLO plantea desaparición del INE y que Poder Judicial absorba temas electorales”. Luego apenas el 5 de febrero pasado en Querétaro, cambió de opinión diciendo: “que no se trataba de desaparecer al INE, sino de quitarle el conservadurismo”. Creo que retractarse, fue producto de la presión constante y en aumento, que la ciudadanía ha venido ejerciendo.

Luego de leer y releer la iniciativa para la transformación del INE, es fácil observar que no se trata de una Reforma Electoral, sino de una Reforma Política, alejada por cierto de la ciudadanía, y dirigida desde el partido en el poder, con ningún otro objeto, más que de mantenerse en el poder.

Han buscado una serie de pretextos que suenan bien, como el que es muy caro, que son demasiados, que están al servicio de la mafia del poder y que es una máquina de hacer fraudes. La realidad es que los fraudulentos son los muchos pésimos mexicanos tramposos, que efectivamente han buscado el fraude históricamente desde antes de la constitución del INE, y luego desde su existencia como IFE. Muchos de estos tramposos se encuentran dentro del partido en el poder, solo basta recordar sus recientes elecciones internas en las que el INE no intervino, para saber de todo lo que son capaces por una rebanada de partido e incluso de sus migajas. Muchos son ex priistas, ex perredistas y hasta ex panistas, que morena ha sabido recoger, y que con el hambre de poder de todo aquello que no consiguieron en sus anteriores partidos, ahora quieren obtenerlo a como de lugar en morena, que para eso se cambiaron de partido. Luego están los propios morenistas, los que exigen su porción, por el hecho de haber sido fundadores, de pertenecer a la lucha, y de justificaciones sin más ideología que la de sus intereses personales.

Si es que hay mafia de poder, esta, ya no es la de antes y ha sido renovada con nuevos actores, y la máquina de hacer fraudes no está en el INE, se encuentra enraizada en el ADN de esos malos mexicanos que anteponen el interés superior de México, al de sus conveniencias personales, ideológicas y de grupo.

Por eso La Marcha. Esta no fue en contra del Presidente, tampoco en contra de su gobierno, que nadie se engañe, La Marcha, fue para expresarnos en contra de una medida regresiva a los 60´s, 70,s y 80´s, cuando el Presidente de turno decía con el famoso dedazo quien seguía, y la SEGOB se encargaba de que así fuera. Fue para evitar que el gobierno previamente elija a los consejeros y luego se los de a elegir a los ciudadanos ya “mascados”, debiéndoles el favor a quienes los propusieron, quitándoles de entrada toda autonomía e imparcialidad. Fue para evitar que de 11 consejeros se reduzcan a 7, sabiendo que el gobierno prácticamente pondrá a 4 y con esto ya tienen mayoría. Fue para evitar las trampas que esconde la iniciativa. Fue para que el INE quede como está, y para que más adelante, en el inicio del próximo gobierno, se consense y se proponga mejorarlo, en el entendido de que todo es perfectible, pero no ahora, no con 2 muy importantes elecciones enfrente y tan cercanas.

Este es solo el principio, los ciudadanos no debemos dejar de participar, y si estar alertas a no permitir por ningún motivo, que ningún gobierno presente o futuro, tenga la ocurrencia del apetito político para desaparecer o disfrazar de comparsa autónoma al INE, apoderándose del mismo, y convirtiéndolo en un ente que pueda manejar a su antojo. Claro, volveremos a marchar, cuantas veces sea necesario. El INE no se toca.

Les abrazo.

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