Alejandro Ortiz

El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza pidió al Gobierno Federal “que meta mano dura” en Iguala, a través del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, por el azote de violencia que actualmente vive el municipio.

Luego de la misa dominical en Chilapa, el prelado advirtió sobre contubernio entre delincuentes y políticos, lo que ha frenado el cese de la violencia en aquella región de Guerrero.

Reconoció que el tema delictivo ha comenzado a arreciar y no únicamente en Guerrero, sino también en el país, generada mayormente por la disputa de las plazas, entre grupos del crimen organizado.

En el caso de Iguala, sentenció que es un lugar que “no pueden controlar ¿Por qué no pueden poner orden ahí? Pues porque mientras existan contubernio se políticos y delincuentes, la solución no se va a dar”.

El líder eclesiástico confío que con el cambio de gobierno en Guerrero, ayer resultados en el tema de seguridad y expreso su preocupación porque la ciudadanía viva con miedo, ante el repunte de actos delictivos.

Salvador Rangel sí o no  por qué, no sé actúa contra en contra de los grupos que han provocado esta violencia, a pesar de que “todos sabemos bien en donde están”.

En Iguala, la disputa entre dos grupos del crimen organizado, ha dejado una serie de hechos de violencia, que recientemente alcanzaron al presidente municipal priista, David Gama, a quien emplazaron a reunirse con uno de los grupos para garantizar la paz de Iguala.

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