Enfoque Informativo
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Durante el funeral de Javier Morales y Joaquín Mora, en Chihuahua, los jesuitas enviaron un mensaje muy claro al presidente de la República
El mediodía de ayer iniciaron los funerales de los sacerdotes jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora, en el templo del Sagrado Corazón de Jesús en Chihuahua, donde se congregaron decenas de fieles para mostrar su cariño a los clérigos que fueron asesinados el pasado lunes en Cerocahui.
En la misa de cuerpo presente, los líderes jesuitas agradecieron por la vida de Javier Morales y Joaquín Mora, además señalaron que con su asesinato, la propia Iglesia como institución tuvo que compartir el mismo dolor que los grupos delictivos causan entre todas las familias de México.
Por esa razón, los líderes de la comunidad jesuita enviaron un respetuoso mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien pidieron de forma clara revisar su estrategia de seguridad porque “los abrazos ya nos alcanzan para cubrir los balazos, es un clamor popular”.
“Nuestro tono es pacífico, pero alto y claro. Invitando a que las acciones de gobierno finalmente acaben con las acciones de impunidad imperantes en nuestra sociedad”, expresaron en la ceremonia religiosa.
Los sacerdotes que encabezaron la misa de este 25 de junio denunciaron también que México es un país invadido por la violencia y la impunidad, y adelantaron que aunque su fe religiosa los conduce al perdón por el crimen del pasado lunes, no callarán en su demanda de impartición de justicia en todo el país, el cual se encuentra sometido por el crimen organizado.
Desde la tarde del viernes, personas de diversas comunidades llegaron hasta la iglesia en la capital del estado, la cual se cimbró con la danza de los matachines en la calle y dentro del templo, hasta el aplauso final después de la bendición.
Con consternación, las autoridades de la Iglesia Católica señalaron que con este sacrificio los padres Javier Campos y Joaquín Mora seguirán vivos en la memoria de los pueblos de la Sierra Tarahumara, donde consagraron su amor y fe.
En la ciudad de Chihuahua se dieron cita los seguidores católicos para dar el último adiós a estas dos víctimas de la violencia que azota a la entidad, cuyos cuerpos emprenderán un viaje de alrededor de 400 kilómetros hasta la comunidad de Cerocahui, donde sus restos descansarán en el atrio de la iglesia San Francisco Javier.
Al funeral acudieron familias de desaparecidos quienes enviaron un mensaje a las autoridades de todos los niveles de gobierno, “se ha dejado en la impunidad miles de casos de desapariciones”.