Por Juan José Contreras Lara  

La democracia mexicana está en riesgo. La Cámara de Diputados, dominada por Morena y sus satélites, se alista para asestar un demoledor golpe al INE, al reducir su presupuesto en casi cinco mil millones. 

Se trata obviamente de una venganza política, luego de una larga serie de desencuentros entre el presidente López y la institución electoral.

Es ampliamente conocida la animadversión del mandatario hacia los consejeros, postura que es difícil de entender porque ha sido precisamente el actual INE el que ha validado los recientes triunfos de Morena, incluido desde luego el presidencial. 

Para el mandatario eso no importa. López asegura que el instituto es una herencia del neoliberalismo y como consecuencia es “fifí”, oneroso, corrupto y aunque, como siempre, no aporta pruebas, sostiene que los integrantes de su consejo están al servicio de los conservadores. 

En numerosas ocasiones los ha confrontado y ha hecho caso omiso de sus observaciones, sobre todo en cuanto a su desbordado activismo en tiempos electorales, lo que claramente contraviene la ley. Esto tampoco extraña porque en numerosas ocasiones sus acciones han sido de manifiesto desprecio a la legalidad.

Es verdad que el INE es quizá el organismo electoral más costoso del mundo. Pero eso no es gratuito, es claro que en efecto requiere de muchísimos recursos, pero esto es debido a la desconfianza de los mexicanos a todo lo que tenga que ver con elecciones. En esas circunstancias, dar certidumbre a los comicios supone una colosal inversión de recursos. Únicamente la emisión de la credencial para votar y el manejo del padrón, implican montos estratosféricos.

Los diputados ya aprobaron en lo general el Presupuesto de Egresos, ahora están en la discusión en particular, que será realmente maratónica. Se aprobaron casi 2 mil reservas y se inscribieron para ello más de 300 oradores, lo que anticipa discusiones durante tres días.

Reducir esos casi cinco mil millones de pesos al INE significaría abrirle un terrible boquete financiero, y lo obligará a reducir partidas y eliminar acciones ya programadas e incluso, pondría en riesgo la revocación de mandato presidencial y la realización de elecciones en seis entidades.

Es obvio que Morena avasallará a la oposición en la Cámara y el recorte será aprobado. No hace falta mucha malicia, para concluir que esto tiene una doble intención, ya que el instituto al no organizar la revocación de mandato pondrá en riesgo a sus consejeros, quienes podrán ser sometidos a juicio político para retirarlos del cargo.

Esto significaría un gravísimo retroceso para democracia mexicana y el inicio de una crisis política, cuyas consecuencias el presidente y sus radicales asesores no alcanzan a dimensionar.

Para justificar el recorte, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, personaje que al parecer no conoce mucho de productos financieros, señaló que el INE cuenta con recursos en sus fideicomisos para organizar la revocación de mandato.

Funcionarios del instituto le replicaron y aunque reconocieron que en efecto existen tres fideicomisos, cuyos recursos en su mayoría se han comprometido, advirtieron que el saldo no puede destinarse a fines distintos de los de su creación, pues la ley lo prohíbe.

Así el panorama, hay que esperar lo que suceda en estos días, en los que, sin caer en exageraciones, estará en riesgo el avance que trabajosamente ha tenido la estructura electoral nacional en las últimas dos décadas.

Eso a nadie conviene, pero el miope radicalismo de los talibanes diputados de Morena y socios hace anticipar el peor de los escenarios. Todo sea por venerar al gran tlatoani. No son iguales a los del pasado y aunque muchos son los mismos, ahora son peores.

 Por cierto, la revocación de mandato se podría realizar sin problema si se recortaran al mínimo las descomunales prerrogativas que por ley el INE entrega a los partidos políticos, pero sobre ese tema nadie dice ni “pío”. 

 

   

 

      

   

   

  

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