La noche del Jueves Santo, se llevó a cabo la última reunión formal que Jesús sostuvo con sus 12 apóstoles, en la cual compartió con ellos el pan y el vino antes de su muerte, acto que se considera como la introducción de la Eucaristía, uno de los siete sacramentos de la Iglesia católica.
En este acto, Dios hijo dejó de manera metafórica su cuerpo en el pan, para luego repartirlo entre los comensales y decir: «Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros».
Posteriormente, según lo relatado en la Biblia, Jesús de Nazaret tomó entre sus manos un cáliz lleno de vino y dijo: «Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados».
Además, al terminar su soliloquio, Jesucristo dijo una frase que según sus apóstoles establecía la petición de llevar a cabo esta acción en su conmemoración, cuestión que la Iglesia interpretó como la institución del Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos.
Lavatorio de pies
Finalmente, durante la última cena también se llevó a cabo el lavatorio de pies, en el cual Jesús le lavó los pies a sus discípulos, con el objetivo de dar un ejemplo de amor y servicio a los demás.