Enfoque Informativo

El fenómeno tuvo origen en la región de Atacama, específicamente en la localidad de Tierra Amarilla. El agujero apareció en la Mina Alcaparrosa, que es parte de Minera Candelaria, y por esto mismo aún se investiga si su aparición tiene que ver con trabajos mineros.

«Nos preocupa, ya que es un temor que hemos tenido siempre como comunidad, el hecho de estar rodeados de yacimientos mineros y trabajos subterráneos bajo nuestra comuna», expresó Cristóbal Zúñiga, alcalde de Tierra Amarilla.

Una de las primeras indicaciones que se dieron tras la aparición de este agujero fue que equipos especializados del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) se dirigieran hasta el lugar para trabajar en terreno y evaluar la situación. Fue así que el director del Sernageomin Atacama, Franklin Céspedes, se hizo presente y manifestó que el socavón tiene “32 metros de diámetro y profundidad de 64 metros. La base de este forado es de 48 metros” y la población más cercana está ubicada a solo 600 metros.

Zúñiga no dudó en apuntar a un culpable, asegurando que el socavón es consecuencia de las “actividades extractivas inconscientes y desmedidas”.

“Aquí la Tierra se está manifestando por la actividad extractiva desmedida que no tiene conciencia ni precaución de los efectos negativos que pueda tener en nuestro territorio y nuestra comunidad», dijo el funcionario. «Este es el sumidero más grande que hemos visto en los últimos tiempos. Estamos muy preocupados porque está activo y sigue creciendo”.

El Sernageomin estableció un perímetro de seguridad de 100 metros alrededor del hundimiento, ubicado dentro de los terrenos de la mina Alcaparrosa de Candelaria. Por su lado, la minera Lundin Mining, que posee el 80 % de la propiedad, emitió un comunicado en el que respondió que «no hubo impacto en el personal, el equipo o la infraestructura» y que el socavón —al contrario de lo que señaló el alcalde local— se mantuvo «estable» desde su detección.

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