Por Guillermo Hernández Acosta

Del jugo de caña se elaboran piloncillos, batidillo, melao y charamuscas que tienen mucha demanda en el mercado.

La tradición de moler caña de azúcar siempre reúne a las familias y para Salvador Campos García seguir con esta actividad le recuerda aquellos años dónde se reunían en la parte de la sierra de Tecpan para convivir y al mismo tiempo trabajar.

Está actividad se realizaba con herramientas rudimentarias utilizando caballos o mulas, sin embargo el paso del tiempo y los avances tecnológicos los obligó a usar motores a gasolina pero el proceso para obtener el producto se hace de manera artesanal utilizando un horno de barro y tabiques.

Campos García, recordó con nostalgia que estas fechas de la molienda son muy esperadas porque acude la familia y se invita a los amigos para que participen en todo el proceso que concluye con la elaboración de dulces como la charamusca.

Aunque el municipio de Tecpan no sé distingue por la producción de caña, las personas como Chava Campos, se dan a la tarea de preparar la tierra para sembrar la caña y aunque a simple vista se puede notar que se desperdicia la cáscara, está se utiliza como alimento para el ganado.

El proceso para procesar el jugo de la caña, primero se extrae y se va depositando en una pila de aluminio justo arriba de la caldera y horno que se enciende con leña o cáscara de coco (bonote) y a partir de ahí comienzan con el trabajo manual hasta lograr colocar todo el dulce en moldes de barro.

Llevar a cabo está actividad, señaló Campos García ayuda también a generar empleos, un grupo de tres trabajadores se dan a la tarea de cortar la caña y otros a preparar el horno y descargar la caña para triturarla hasta extraer el jugo.

COMPARTIR